Respecto de la mega elección vivida en Chile, en donde hemos elegido constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales, el pasado 15 y 16 de mayo, hoy podemos concluir que los chilenos estamos frente a un rechazo manifiesto respecto de lo establecido, al establishment político, a lo y los mismos de siempre, incluyendo el modelo y los partidos políticos de antaño.
Solo para contextualizar, Chile decidió por una amplia mayoría (78%) elaborar una nueva Constitución, consecuencia del plebiscito realizado un año después del estallido social de octubre 2019, El órgano elegido para su redacción (79%), fue una convención constituyente 100% electa.
Los resultados obtenidos pretenden explicarse con sofismas y excusas que afirman que esto no se vio venir, y, por otro lado, conformismos absurdos, como aquellos que se gratifican con haber retenido alguna alcaldía, un par de concejales; sin embargo, el problema no se aborda de fondo, no hay un mea culpa real y concreto.
La señal, desde mi modesta óptica, es que estamos inmersos en un recambio político regional en curso, y esta es la cruda expresión de manifestación social. Si es profunda o argumentada, simplemente no es tema. El tema es el cambio inminente; al actual elector, en términos agregados, el fondo, hoy no necesariamente le importa.
Se impuso la tendencia social y también la de redes sociales. Reitero, no hay fondo, solo carencia argumentativa, cambiar y punto. Otra de las grandes conclusiones es que el mañana se verá en su momento. Ojalá no se imponga una vertiente distributiva demagógica, ojalá que no se amplíe la burocracia pública, ahora con más cargos, gobernadores y los que se desprenden.
Al analizar el grueso de los 155 constituyentes, me temo que el texto de esta eventual Constitución −que deberá ser sometida a un plebiscito de salida− será escrito con el corazón y no con la razón. Un texto pasional y eventualmente escrito con cierta soberbia no sirve, su trascendencia sería limitada y temporal.
Finalmente, quedó claro que en Chile es el momento de los millennials. Que no nos llame la atención entonces que Irací Hassler, joven economista de 30 años se convirtiera en la primera alcaldesa electa del Partido Comunista de Santiago, así como también, Macarena Ripamonti, abogada de 29 años del partido Revolución Democrática, que también ha sido electa como nueva alcaldesa de la emblemática “Ciudad Jardín” Viña del Mar en la quinta región de Valparaíso.
Así las cosas, hoy el impopular llamado es a los políticos convencionales a que se hagan responsables de lo vivido y en consecuencia se jubilen, sobre todo a aquellos que no tuvieron la visión y la responsabilidad de formar