La despenalización de las drogas causó revuelo y una gran cantidad de opiniones encontradas. Para saber cómo piensan realmente los guatemaltecos acerca del tema en particularmente es útil conocer los resultados de la reciente encuesta realizada por Prodatos a petición de Prensa Libre, porque sirve para conocer el pensamiento popular en las diversas divisiones de la población. La pregunta hecha a los encuestados fue: ¿Cree que la despenalización de la droga ayuda en la lucha contra el narcotráfico?

El resumen de las respuestas es: No ayuda, 49%; sí ayuda, 41%, y no sabe, 10%. Los números por área geográfica, sexo, edad y nivel socioeconómico son parecidos y los considero una fuente de información confiable para poder analizar el criterio de los ciudadanos.

Las cifras obtenidas, a mi juicio, no dejan ninguna duda:

(Cifras en porcentajes; NSE= nivel socioeconómico.) El No supera al Sí, según las áreas urbanas, así: Capital, 16; urbano, 11; rural, 01; Nacional, 08; 18-24 años, 04%; 25.34 años, 03; 45+ años, 04; Nivel BC1, 14; nivel 2-3, 18; nivel D, 06.

Insistir en despenalizar no constituiría una decisión adecuada, porque lo apoyan algunas instituciones europeas, pero ninguno de los países del continente o siquiera del Istmo.

Entonces, insistir en despenalizar no constituiría una decisión adecuada, porque lo apoyan algunas instituciones europeas, pero ninguno de los países del continente o siquiera del Istmo. Solo queda entonces hablar acerca de la necesidad, también ya tantas veces mencionada, de convencer a Estados Unidos de su obligación, pero al mismo tiempo de los seguros beneficios para ese país, de comenzar a lo interno una actitud menos complaciente con los usuarios y los vendedores al menudeo de las sustancias prohibidas, para luego ir subiendo hasta llegar a los grandes capos encargados de controlar el paso de los estupefacientes hacia las ciudades de mediano y gran tamaño, a lo largo de la enorme extensión del territorio de los 48 estados continentales estadounidenses.

Los problemas nacionales percibidos como los peores por los ciudadanos siguen siendo la inseguridad, la falta de empleo y el alto costo de la vida. En el 2011, la inseguridad encabezaba las menciones de los encuestados, con 66%, mientras hoy ha bajado a 55%. Al no temer tanto por su seguridad, los guatemaltecos se fijan más en otros problemas. Eso explica el ascenso de 11% a 16% del alto costo de la vida, y de 7% a 10% del desempleo. En cuanto al optimismo, la creencia en un mejoramiento del país sube de 6% en 2011 a 26% este año, y por aparte sube de 22% a 48% la creencia en un mejoramiento del país. El índice de optimismo subió de 18 puntos negativos en el 2011 a 18 positivos en el 2012, o sea un aumento de 38% de los encuestados.

Los resultados de las encuestas son herramientas útiles para interpretaciones correctas, tanto para analistas y para comentaristas de prensa, como para las mismas autoridades. Por todas estas razones, el equipo estratégico del gobierno tiene la muy simple tarea de avanzar en los temas exitosos, y reducir su esfuerzo o eliminar aquellos donde son escasas o nulas las posibilidades de éxito. Respecto de las drogas, talvez la historia registre la acción del presidente como un hecho precursor. Pero el tiempo necesario para llegar a esa conclusión probablemente supere mi expectativa personal de vida, y por tanto la de mi generación. Lograr este objetivo tampoco es difícil. No se necesita escuchar la voz popular manifestada en una encuesta realizada con toda seriedad, profesionalismo y sobre todo buena voluntad.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.