Parte de la sustentabilidad de las organizaciones, de cualquier sector o categoría, es saber adaptarse a los patrones de comportamientos de las nuevas generaciones. Así lo estipula un estudio reciente de la consultora Mckinsey, que invita a las organizaciones a adaptar nuevamente sus propuestas.

Generaciones que emergen

Mientras los "baby boomers" se mostraron más idealistas y colectivistas, los X vinieron más materialistas y competitivos, para pasar a los milénicos, más globales, cuestionadores y orientados a ellos mismos, decantando en los Z, que son adictos a comunidades con quienes dialogan sin discriminación, obteniendo un sentido de realismo y pragmatismo, procurando la "verdad" de las cosas.

Estamos viviendo cambios relevantes influenciados por nuevas tecnologías y fenómenos sociales que determinan nuevas culturas, con contextos distintos por sociedades más diversas al coexistir más adultos mayores con jóvenes que crecen con intensa tecnología digital.

Históricamente, las empresas se han tenido que ir adaptando a los perfiles de la generación de los llamados "baby boomers", o a aquellos nacidos entre 1940 a 1959. Luego, a la generación X, aquellos nacidos entre 1960 a 1979. Posteriormente, a la generación Y o llamada también "milénica", nacidos entre 1980 a 1994. Ahora se prioriza la generación Z, nacidos entre 1995 al 2010, que son 100% nativos digitales, expertos en redes sociales, principalmente de comunicación móvil, y de múltiples canales, tanto virtuales como reales. Y ya está la Alpha, con cerebros más cognitivos y tecnológicos.

Con importantes diferencias

Mientras los "baby boomers" se mostraron más idealistas y colectivistas, los X vinieron más materialistas y competitivos, para pasar a los milénicos, más globales, cuestionadores y orientados a ellos mismos, decantando en los Z, que son adictos a comunidades con quienes dialogan sin discriminación, obteniendo un sentido de realismo y pragmatismo, procurando la "verdad" de las cosas.

Estos comportamientos orientaron a los primeros a comprar por ideología, los X por estatus, los Y en busca de experiencias, mientas que los Z exigen más personalización, identidad individual y fundamentos éticos.

La generación milénica creció en una era de prosperidad económica, enfocados en ellos mismos, siendo más idealistas, confrontacionales y menos dispuestos a aceptar distintos puntos de vista. La Z es más abierta mentalmente y con inquietudes sociales, pero aún más impacientes.

Creando  nuevas tendencias

Las diferencias hacen que haya tres tendencias nuevas: la preferencia al acceso en vez de la posesión de productos, incluyendo disponibilidad rápida en cualquier lugar y horario con poco esfuerzo.  Singularidad, lo que lleva a la personalización de soluciones u ofertas, aspirando a un mayor control de sus datos personales, trascendiendo que sólo el 10% de esta población está contenta en compartirlos a cambio de nada. Y tercero, la preferencia a marcas con posiciones éticas claras, o propósitos inspiradores pero desafiantes a la cultura de lo políticamente correcto, por lo que la generación Z es más intolerante a temas como el cambio climático y la pobreza.

Entender esto servirá para adaptar propuestas y actitudes, con beneficios para las empresas, la política, y las mismas familias.