La segunda mayor promotora inmobiliaria de China, llamada Evergrande, y que incluye un entramado industrial enorme con incluso un club de futbol un poco rocambolesco, puede quebrar en los próximos días debido a los 300.000 millones de dólares de deuda que acumula, equivalentes a un 2% del PIB chino. La compañía cuenta con 200.000 empleados y tiene en cartera 1.300 promociones inmobiliarias.

Desde 2008 con la caída de Lehman Brothers, que generó una crisis mundial más allá de Estados Unidos, se tiene el temor a que otras quiebras similares puedan volver a generar una crisis sistémica financiera, es decir, de repercusiones mundiales. Es el caso de Evergrande, que no tiene prácticamente repercusión de negocio fuera de China, el tamaño de su deuda puede producir un efecto contagio financiero de trascendencia mundial.

La cotización de Evergrande se ha desplomado en los últimos meses más de un 90% en bolsa, ya que IS$ 300.000 millones de deuda es una cantidad descomunal. Esta compañía, como pasa muchas veces en China, ha generado crecimientos muy rápidos y por tanto una necesidad de deuda muy fuerte para financiarlos.

Todo este cuestionamiento de la deuda de la compañía empezó hace poco más de un año, cuando el gobierno chino estableció medidas de vigilancia y control del endeudamiento de las grandes empresas inmobiliarias del país. Para cumplir con las exigencias de des apalancamiento financiero exigidas por Pekín, la dirección de Evergrande empezó a vender propiedades precipitadamente y por tanto a precios bajos.

Esta dinámica ha ido llevando a que la compañía se subcapitalizase y se fuese quedando sin activos que respaldasen su deuda, lo cual ha llevado a que esta misma semana pueda caer en default o quiebra por no poder hacer frente a los US$ 83,5 millones que tiene que abonar en intereses. Como el miedo es libre, los reiterados intentos de reestructurar la deuda y devolverla a los inversores en cuotas durante años venideros, por parte de la dirección de la inmobiliaria, de momento han sido en vano. Sea cual sea la formula usada, dando propiedades, hipotecas o cualquiera otra fórmula, no ha sido del agrado de los inversores.

El problema no es tanto la quiebra de la empresa, como la repercusión secundaria por el varapalo que pueden recibir los 128 bancos y más de 120 instituciones financieras que son acreedores de semejante mole inmobiliaria.

Las principales gestoras de inversión del mundo, como Aberdeen, UBS, Blackrock, Blackstone, Fidelity, Goldman Sachs o Allianz, invirtieron en bonos de esta inmensa inmobiliaria china, atraídos por rentabilidades superiores al 10% anual, porcentaje mucho más alto a las escuetas rentabilidades de bonos europeos y americanos. De hecho, esta inmobiliaria china es el mayor emisor de bonos basura en dólares, es decir, grado no inversión, de Asia.

La buena noticia es que del total de la deuda de Evergrande, solo el 7% está en manos de financiadores extranjeros y el 93% está en manos de financiadores chinos, por tanto, a priori quien tiene el mayor riesgo es el sistema financiero chino y no el mundial.  Pero viendo las caídas en bolsa de los bancos europeos, y en general mundiales, puede ser que el mercado esté descontando un riesgo sistémico.

Como diríamos en el argot bancario, es posible que Evergrande sea “too big to fail”, es decir, demasiado grande para caer, sin llevarse por delante el sistema financiero chino y con ello el sistema financiero mundial.

China tiene alrededor de un 30% de su producción económica en el sector inmobiliario. Entre la gran repercusión de Evergrande y la propia puesta en cuestión por una posible caída del mercado de bonos de alto rendimiento estadounidense, se podría generar una situación de colapso en el sistema financiero mundial.

Creo que el gobierno chino debiera de darse cuenta de que el caso de Lehman Brothers, con un agujero de US$ 600.000 millones, precisó de una intervención pública para evitar la cadena de fallos en el sistema financiero, con unas recuperaciones en los siguientes años de menos de un 10% del valor.

Por tanto, mi opinión es que el gobierno chino tiene que actuar rápido y no dar un escarmiento a la empresa y sus directivos dejando quebrar al gigante inmobiliario, ya que esto podría significar una desestabilización del sistema financiero chino y con ello el mundial.

Estamos en un momento de recuperación y por ello inflacionista. Y ello conllevará una subida de tipos de interés o retirada de estímulos en Europa y Estados Unidos, que tanto bien le va a hacer a los bancos europeos y norteamericanos. Esperemos que China no nos estropee la recuperación y encuentre una viabilidad para el problema financiero de Evergrande, ya que China junto a India va a ser el motor del crecimiento mundial en la próxima década.

Pero no hay que dejar de entender que la deuda de empresas, hogares y sector público en China es de alrededor del 300% del PIB y ha crecido al ritmo del propio enorme crecimiento del país y eso genera inestabilidades que nos dan mucho miedo.

Haciendo una última reflexión, las pruebas de estrés publicadas en noviembre sobre los 30 bancos más importantes de China, dieron como conclusión que 1/3 parte de ellos, quebrarían incluso en el escenario más leve, por tanto, el miedo está servido. Esperemos que no acabe en colapso, por el bien de todos, ya que las consecuencias podrían ser devastadoras.