¿Se imaginan a Marco Polo describiendo las monedas virtuales? En el siglo XIII tuvo que explicar a los incrédulos europeos cómo funcionaba el papel moneda inventado en China. Hoy quizá diría que la moneda virtual es “una unidad de cuentas o valor digital, compuesto de secuencias alfanuméricas únicas que constituyen unidades de moneda, que tienen valor solo porque los usuarios individuales están dispuestos a pagar por ello, que puede intercambiarse electrónicamente y que no existe en forma física. En lugar de una única autoridad u organización, esta se registra criptográfica entre en una red de ordenadores.”

Bien lo decía Arthur Schopenhauer: “Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente”. Así, tal cual, sucede en la evolución de los sistemas monetarios. Nos cuesta asimilar conceptualmente lo que sirve como dinero. La historia monetaria se repite, luego cuando las instituciones ven la oportunidad de tratar de tener no solo un pedazo de la torta, sino toda la torta.

En China, uno de los mercados más grandes en criptomonedas, su Banco Central tomó en septiembre pasado una postura más drástica al señalar que “las actividades comerciales relacionadas con moneda virtual son actividades financieras ilegales” y que ponen en grave peligro la seguridad de los activos de las personas. China ha sido uno de los primeros en intentar erradicar el uso de las criptomonedas y ya en 2014 el Banco Popular de China prohibió a las entidades locales tener como clientes a páginas web que comerciasen con bitcoin. Este fue el momento en que las monedas virtuales comenzaron a capturar el interés de las autoridades. En 2019 anunciaron su avance hacia la creación del yuan digital o E-CNY, y, según reportes de prensa, desde mediados de 2020 el Banco Central ha realizado diversos pilotos de prueba del yuan digital. Por ejemplo, en junio pasado se comenzaron a probar pagos domésticos entre Hong Kong y China continental. En noviembre China probó su Central Bank Digital Currency (CBDC) en la feria internacional de importaciones en Shanghái, donde participaron miles de empresas nacionales y extranjeras. A las compras con esta divisa se les permitió descuentos de hasta 50% en puestos de venta, restaurantes (Pizza Hut y KFC entre ellos), en las máquinas expendedoras de alimentos y souvenirs.

Si retrocedemos unos ocho siglos, lo que vivimos nos parecerá un déjà vu. Fue China la que dio origen a uno de los fundamentos de la economía moderna: el papel moneda fiat. La evolución del sistema de pagarés (jiaozi o billetes de intercambio) surgió, alrededor del año 1000 en Sichuan, China, para resolver la impráctico de utilizar monedas hechas de hierro como medio de intercambio y que representaba una cierta cantidad de oro y plata. Esto, porque se había prohibido utilizar monedas de oro y plata como medio de intercambio, para asegurar permanecieran en esa región.

Según el autor Tim Harford, el sistema de pagarés se basaba en la confianza de quien los emitía, constituía una promesa de mercado y podía ser pasado de persona en persona. Podríamos decir que una versión moderna son las monedas virtuales, como fueron definidas por el Banco Central Europeo (BCE) en 2012: “un tipo de dinero digital no regulado, el cual es emitido y generalmente controlado por sus desarrolladores, y usado y aceptado entre los miembros de una determinada comunidad virtual". Los “jiaozi”, cumplían exactamente las tres funciones que la GAFI describe al definir las monedas virtuales: “una representación digital de valor que puede ser comerciada digitalmente y funciona como (1) un medio de cambio; y/o (2) una unidad de cuenta; y/o (3) un depósito de valor, pero no sin curso legal en ninguna jurisdicción. Ninguna jurisdicción emite o garantiza las monedas virtuales, y cumple con las funciones antes mencionadas por común acuerdo de la comunidad de sus usuarios.”

Las autoridades chinas rápidamente buscaron como beneficiarse. Empezaron por regular la emisión de estos jiaozi; luego crearon reglas sobre cómo debían manejarse esos pagarés. Y terminaron por prohibir los jiaozi privados y se hicieron cargo de todo el negocio… ¿No les recuerda a la dinámica que las actuales autoridades chinas han tenido en relación a las criptomonedas?

Al inicio, el jiaozi oficial fue todo un éxito en China: incluso llegó a tener mayor valor que las monedas de hierro, al tener menos costos de transportes. Circuló por varias regiones e incluso más allá de sus fronteras. Pero luego, el gobierno avanzó hacia un sistema fiat, abandonando la práctica de pagar en metal por los jiaozi. El valor se lo daba la autoridad de gobierno a la corteza de un tipo de árbol - el moral- el cual era procesado y, para certificar autenticidad, acompañado por una serie de firmas de oficiales y la estampa oficial del emperador Gran Kahn. Todo porque él había ordenado “que así sea” (fiat en latín). ¿Se imaginan la revolución conceptual para esa esa época?.

"Cómo el Gran Khan hace que la corteza de los árboles, convertida en algo similar al papel, pase como dinero en todo su país": así titula Marco Polo el capítulo de “El libro de las maravillas del mundo en que describe el papel moneda. Y dice: “No importa de qué manera lo cuente, no lograría convencerlos de que lo que digo está dentro de los límites de la verdad y razón”, refiriéndose al misterio de que el valor no era intrínseco, como ocurría con las monedas de oro y plata. Lo mismo que se le cuestiona a bitcoin y a otras criptomonedas.

Podríamos decir que la versión moderna es el dinero electrónico, que como lo define el Grupo de Acción Financiera (GAFI), es “una representación digital del dinero fiduciario usado electrónicamente para transferir el valor denominado en dinero fiduciario”, es decir, un valor que tiene la condición de moneda de curso legal. Según la Real Academia Española, la palabra “fíat” significa un consentimiento o mandato para que algo tenga efecto. Es decir, nuestro sistema monetario fiat no es más que una convención o dictamen, que en algún momento tuvo respaldo de igual valor en reservas de oro, pero hoy no es tal. Por lo que sistema creado con el dinero fiduciario hoy en todo el mundo es creado por bancos centrales y no está respaldado por mucho más que la promesa de reemplazar viejos billetes por nuevos. De hecho, finalmente en la antigua China la tentación hizo que se emitieron demasiados jiaozi. Como hoy, las autoridades tenían muchas cuentas por pagar. El resultado fue un alza de precios que llevó a que a comienzos del siglo XI, el jiaozi valiera apenas un 10% de su valor nominal. Estaba completamente devaluado y desacreditado.

Ustedes me dirán que eso no es suficiente para aseverar que monedas virtuales como bitcoin, que no existen físicamente, puedan reemplazar el dinero fiat, porque al menos hay un respaldo -el papel físico del billete-. La verdad es que el dólar americano ni está respaldado en oro ni tampoco se imprime siempre en papel. Tras la crisis financiera subprime, gran parte de los billones de dólares inyectados por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos para salvar la economía, inyectando liquidez al sistema financiero, ni siquiera se imprimieron sino que fueron ingresados por una computadora en forma 100% digital, sin respaldo de valor, digitados en algo similar a una hoja de cálculo, y que luego se utilizarán como dinero. Similar a bitcoin hoy, que es una moneda nativa digital de curso legal en El Salvador. La Fed también está pensando en la versión criptográfica del dólar americano.

Estamos avanzando a una nueva era en la historia monetaria, que cuestiona muchos de los paradigmas sobre los cuales hemos basado nuestra economía, sociedad y organizaciones financieras. En estos tiempos cambios cobran más fuerza las palabras de Marco Aurelio que decía: “Todo lo que oímos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es un punto de vista, no la verdad”.