Estas últimas semanas hemos sido testigos de cómo Perú y Chile, países vecinos y con una de las economías más vigorosas de América del Sur, se encuentran disputando una franja de cerca de 38 mil kilómetros cuadrados de mar en sus fronteras. Controversia presentada por el gobierno de Lima ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, Holanda. Un caso interesante considerando que estos dos países, en conjunto con Ecuador, han sido pioneros al contribuir por medio de instrumentos jurídicos como la Declaración de Santiago, de 1952, sobre la Zona Marítima y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, de 1954, en la creación del Derecho del Mar, instalando, entre cosas, conceptos hoy clave como el de soberanía, jurisdicción en las 200 millas marítimas y el reconocimiento de Zona Económica Exclusiva (ZEE) al estado ribereño. Estas ideas han sido recogidas en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), de 1982.

Del mismo modo, destaca que independiente del contenido del fallo del tribunal internacional, Chile y Perú han expresado claramente que lo respetarán. Así lo señalaron ambos mandatarios en la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se realizó a finales de noviembre en Lima. Este es un aspecto no menor considerando que Colombia, luego de conocida la sentencia del CIJ ante su controversia por límites marítimos con Nicaragua, decidió rescindir unilateralmente del Pacto de Bogotá que reconocía la jurisdicción del órgano internacional. Y aunque seguramente la próxima resolución generará efectos en el vínculo bilateral, más aún porque en Chile será año de elecciones presidenciales, se espera que a raíz de alta interdependencia social, cultural y económica entre ambos países, no se produzcan mayores exabruptos.

Perú es uno de los principales destinos de la inversión chilena, asimismo, tienen un intercambio de productos cada vez más intensos y comparten una balanza comercial positiva. Sin mencionar el importante flujo de personas entre ambos países, siendo el colectivo de peruanos el mayor grupo de extranjeros residentes en Chile, por lo que se esperaría que este tema sea abordado prontamente por los gobiernos en cuestión, con el fin de promover el resguardo de los derechos de sus ciudadanos. También se advierten los esfuerzos realizados con el objetivo de trascender la denominada “agenda histórica”, por ejemplo, al haber acordado un proceso de desminado de la frontera terrestre.

Perú y Chile son miembros plenos de la Unasur y con la creación de medidas de confianza se contribuiría en el fortalecimiento de América del Sur como zona de paz exenta de conflictos, especialmente a través del trabajo que se lleva a cabo en el Consejo de Defensa Sudamericano.

Del conflicto y los alegatos en La Haya. Entre los principales puntos de conflicto sobresale la interpretación sobre el alcance de la Declaración de Santiago. Para Chile los límites marítimos entre ambos países habrían  quedado zanjados en los Tratados de 1952 y 1954, en cambio,  para Perú sólo se trataría de acuerdos sobre explotación de recursos pesqueros. En la misma línea, la postura chilena reclama que el límite marítimo nace desde el Hito Nº1, todo esto estipulado, luego del trabajo conjunto que realizó una comisión mixta con integrantes de ambos países. Mientras desde la visión peruana, este Hito sólo se habría instalado como una señal visible.

Igualmente, el Estado chileno sostiene que la Declaración de Santiago establecería el paralelo como forma de fijar los límites marítimos, Perú señalaría que este sólo haría referencia a los casos que involucran territorio insular. Postura cuestionada desde la defensa chilena que recordó cómo el país vecino fijó su frontera marítima con Ecuador en base al paralelo. Finalmente, sobre la soberanía histórica y la praxis entre ambos países; desde Santiago se defiende que los actuales límites marítimos han sido respetados por más de cinco décadas, mientras que desde Lima se sostiene que se ha buscado negociar una frontera desde los años 80.

Lo cierto es que concluida la primera semana de las presentaciones orales se ha observado continuidad en las argumentaciones de ambos Estados, al tiempo que las delegaciones se han mostrado confiadas. No obstante, hubo elementos novedosos. Uno de ellos fue la pregunta planteada por el juez marroquí Mohamed Bennouna a las partes en conflicto, referida a si "¿consideran ustedes, en tanto a signatarios de la Declaración de Santiago en 1952, que podían en esa fecha, conforme al Derecho Internacional General, proclamar y delimitar una zona marítima de soberanía y jurisdicción exclusivas sobre el mar que baña las costas de sus respectivos países, hasta una distancia mínima de 200 millas marinas desde las diferidas costas? Interrogante sobre las implicancias de la Declaración que será resuelta en la segunda ronda de alegatos (Perú martes 11 de diciembre y Chile viernes 14 de diciembre).

Destaco también el que la posición de Chile se reforzó en lo referido a su objetivo de demostrar la existencia de tratados que delimitaron la frontera marítima con Perú, obligando por lo tanto a aplicar la doctrina Pacta Sunt Servanda, es decir, que los acuerdos entre las partes deben cumplirse. Para ello,  presentó documentos oficiales; sobresaliendo dos mapas que concuerdan con las tesis chilenas, uno publicado en textos escolares entregados por el Estado peruano y otro del diplomático y experto peruano García Sayán, que reconoció en 1947 y 1954 las actuales delimitaciones.

Al mismo tiempo, Chile entregó evidencia tanto de la práctica consuetudinaria chilena como de la peruana que refrendan la delimitación marítima al crear una prueba de costumbre generalmente aceptada como derecho. Recordando, que ambos países han ejercido de manera continua y sistemática las actividades de vigilancia en la frontera de sus zonas marítimas. Asimismo, el equipo chileno evocó el denominado Abrazo de Charaña de 1975, propuesta de solución a la demanda marítima boliviana que consistía en la cesión por parte de Chile de un corredor en el norte de Arica con continuidad marítima a cambio de un canje territorial con Bolivia. En la oportunidad,  y en virtud del Tratado de 1929, Perú recibió los documentos de la propuesta chilena, ya que el Tratado permite  a Chile, no a Perú, evaluar la concesión a Bolivia de territorio en el extremo norte con continuidad marítima; lo que a juicio de Chile demuestra su soberanía sobre toda esa respectiva área.

Frente al argumento de Perú invocando el principio de una solución más equitativa en la delimitación de la frontera marítima, para lo que ha propuesto el uso de la línea equidistante y no el paralelo, la defensa chilena subrayó que no es equitativo cuestionar acuerdos fronterizos existentes. Más aún, cuando las poblaciones en ambos lados habrían obtenido beneficios desde que éste se lleva aplicando y explicaron que si los países comenzaran a objetar otros límites ya acordados entre las partes, se producirían efectos adversos en la sociedad internacional, generando total incertidumbre en un sistema que reconoce el principio de las fronteras estables.

Desarrollo del proceso judicial y posibles escenarios futuros. Una vez que concluya la fase de presentación oral en el Tribunal de La Haya, queda una de las partes más importantes del proceso referido al periodo de deliberación, elaboración, redacción y aprobación de la sentencia por parte de los jueces de la Corte Internacional que finalizaría con la lectura del fallo a mediados de 2013. Es así que a partir del viernes 14 de diciembre, cuando culminen los alegatos de Chile, se abrirá una primera etapa de deliberación entre los magistrados con el fin de que puedan intercambiar sus puntos de vista sobre la controversia. Posteriormente, cada uno de ellos, podrá preparar una nota escrita con sus opiniones, todo esto en un marco de estricta confidencialidad.

Una vez se analicen las posibles notas, la Corte en pleno delibera nuevamente con el fin de establecer consensos mínimos y nombra un comité de tres o cuatro miembros encargados de redactar un primer borrador de la sentencia. Este borrador será distribuido a los jueces para que hagan todas las sugerencias que estimen pertinentes. El paso siguiente es perfeccionar el texto con las indicaciones de los juristas, quienes en una sesión del pleno votarán el texto. Recordemos que las decisiones son adoptadas por mayoría absoluta y cuando se produce paridad es finalmente el presidente del alto tribunal quien decide. Asimismo, los jueces que no concuerden en la sentencia o en parte de ella tienen derecho a expresar su opinión en la parte final del documento.

Luego que el 16 de enero de 2008 Perú presentara formalmente ante la Secretaría de la Corte Internacional de Justicia de La Haya la demanda contra Chile; se dio inicio a este largo periplo judicial entre las partes. Y si bien aún falta tiempo para conocer cuál será el veredicto del Tribunal, ya que por ahora sólo nos manejamos en el terreno de la especulación, hay un hecho a realzar, y es que independiente del contenido de la sentencia, el sólo reconocimiento de la jurisdicción del mencionado organismo demuestra voluntad de entendimiento y opción por la paz.

Por otra parte, se abrirá una nueva etapa en el relacionamiento bilateral, que de evitar el triunfalismo en las partes, podría ser una oportunidad para cerrar una fase histórica alejando las desconfianzas heredadas del pasado y posibilitar un trabajo conjunto con miras a construir un presente y futuro que mejore la calidad de vida de sus ciudadanos. En este escenario, también se podría pensar en fortalecer el marco regional y los procesos de integración latinoamericanos. Perú y Chile son miembros plenos de la Unasur y con la creación de medidas de confianza se contribuiría en el fortalecimiento de América del Sur como zona de paz exenta de conflictos, especialmente a través del trabajo que se lleva a cabo en el Consejo de Defensa Sudamericano. Del mismo modo, tal vez ambas partes aborden finalmente de manera contundente y decidida el permanente desafío de la integración entre los tres países que participaron en la Guerra del Pacífico, Bolivia, Chile y Perú.