Tal como señaló hace pocos días Tomás Saieg a un medio de comunicación “Es una política pública tan grande que va a significar muchos cambios”. Y claro que sí, ya que el buen funcionamiento de la ley depende tanto de grandes entidades, empresas y sistemas colectivos de gestión, como también de las personas en su casa, ya que el primer residuo que entra en funcionamiento son los envases y embalajes, los más complejos, dada su distribución masiva en toda la ciudadanía y a lo largo de todo Chile.

En cuanto a esto, cabe recordar que cada empresa puede gestionar la recolección, el acopio y posterior reciclaje de los envases generados de manera individual o colaborativa. Para la categoría de envases y embalajes la alternativa más adecuada es un sistema colectivo de gestión, que agrupa a varias empresas, desarrollando una estrategia en conjunto para cumplir la normativa, reduciendo los costos y el riesgo de sufrir multas por el incumplimiento.

En definitiva, todas las empresas deben adherirse a un sistema colectivo de gestión o gestionarse de forma independiente. Sea cual sea la alternativa las cifras actuales son preocupantes, ya que, en un universo total de aproximadamente 14.000 empresas constituidas y afectas a cumplir la nueva normativa, menos de la mitad de las empresas se han adherido a un sistema colectivo de gestión.

La realidad es que ya lleva casi 6 años desde su publicación y ya somos 3 los sistemas que tienen luz verde para constituirse y operar desde el año 1, en la categoría envases y embalajes. El despegue de la implementación de la Ley de Reciclaje fue complejo y con retrasos, pero este escenario nos obliga a redoblar los esfuerzos, a todos los actores involucrados, ya que nos queda mucho por hacer y poco tiempo para llevarlo a cabo.

Más allá de las consecuencias que tendrán las empresas por no cumplir, que serán grandes multas, esto significa una primera etapa de múltiples ajustes en el camino a ser un país más circular. Esto, en general, por desconocimiento de las empresas afectas, de las cuales debemos ocuparnos mediante una difusión más asertiva y acciones que nos lleven a orientarlos correctamente en la materia.

El llamado es concreto, no mañana, no pasado, ahora. Las empresas que comercializan o producen algún tipo de producto, que no sea microempresa y que introduzca al mercado chileno más de 300 kg de envases al año deben, ahora mismo, adherirse a un Sistema Colectivo de Gestión.

La Ley REP llegó para quedarse.