Mientras la población mundial continúa creciendo a un ritmo dramático, la economía está sufriendo una transformación sin precedentes debido al flujo de personas hacia las ciudades y la consiguiente incorporación de grandes segmentos de la población a la clase consumidora. Para 2025 se espera un incremento de 1.000 millones de consumidores nuevos en las ciudades, lo que supone 70% con respecto a la actualidad. Las ciudades emergentes juegan un papel muy importante en este proceso, ya que el crecimiento urbano está concentrándose en unas cientas de ellas.

Existe un grupo de ciudades conocido como Emerging 440. Se trata de 440 ciudades emergentes cuya contribución al PIB global en los próximos años será superior al resto. Más de 400 de estas ciudades son de tamaño intermedio, de las cuales más de 50 se concentran en la región de América Latina y el Caribe.

En el informe de McKinsey “Cities and the rise of the consuming class” de junio de 2012, podemos encontrar algunos impactantes datos esperados para el año 2025 en las Emerging 440:

Un factor clave de éxito será que los gobiernos nacionales, regionales y locales unan sus fuerzas y pongan en práctica desde hoy políticas y planes estratégicos que promuevan el buen planeamiento urbano y las construcción de nuevas infraestructuras con el fin de prepararse para un futuro sostenible.

*Juntas van a aportar casi la mitad del crecimiento global.

*El 60% de los nuevos consumidores van a vivir en estas ciudades.

*El consumo anual en estas ciudades va a crecer 10 billones de dólares.

*Se espera que las ciudades necesiten una superficie de suelo urbanizable equivalente a más del 85% del stock de edificación residencial y comercial actual. En las Emerging 440, esta área alcanza los 44.000 kilómetros cuadrados, equivalente a la República Domincicana.

*La demanda municipal de agua va a ser 40% por encima de la actual. Por lo tanto, las inversiones en suministro y tratamiento de agua van a requerir US$200 mil millones en las Emerging 440.

Teniendo en cuenta que una generación humana ronda los 25-30 años, podemos observar que este impacto se va a producir en tan solo media, a un ritmo nunca visto, y nadie se atreve a afirmar que su velocidad y escala vayan a disminuir.

Mientras que estas ciudades pueden beneficiarse de las economías de escala, atrayendo a trabajadores cualificados y a empresas productivas, también necesitarán cubrir la demanda de estos nuevos consumidores mediante fuertes inversiones en edificación e infraestructuras. Es crucial que se hagan de forma eficiente y productiva, ya que de lo contrario puede que tengan que hacer frente a prácticas ineficientes y costosas que limiten su crecimiento sostenible en el futuro.

Por lo tanto, un factor clave de éxito será que los gobiernos nacionales, regionales y locales unan sus fuerzas y pongan en práctica desde hoy políticas y planes estratégicos que promuevan el buen planeamiento urbano y las construcción de nuevas infraestructuras con el fin de prepararse para un futuro sostenible.  Si incorporamos en este proceso a los organismos internacionales de desarrollo y al sector privado, se podrá alcanzar la experiencia y la inteligencia necesarias para determinar los factores que obstruyen y limitan el crecimiento sostenible en cada ciudad y ayudar a superar estas barreras.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo.