Estos son los políticos en México que no quieren transparentar su riqueza: todos los del PRI, todos los del Verde, todos los del Partido del Trabajo, algunos del PAN y algunos del PRD. Gracias a sus votos, el Senado rechazó la iniciativa ciudadana de obligar a los funcionarios públicos a publicar sus declaraciones patrimoniales, de impuestos y de conflicto de interés, la llamada 3de3. Son los políticos que no han entendido el hartazgo de la ciudadanía por la corrupción. Son los que optaron por defender sus intereses –escondiendo su riqueza, mucha de ella mal habida– a reformar el régimen político para fortalecer la democracia. Dice el refrán popular que “el que nada debe, nada teme”. Pues aquí estamos frente a mucho temor, pavor, terror a que la ciudadanía se entere de lo ricos que son nuestros políticos, muchos de los cuales sólo han trabajado en el sector público toda su vida profesional acumulando una riqueza que no se sustenta con los sueldos que han recibido.
En el PRI pesó más su gen corruptor que su gen reformador. Ganó la visión priista de que el poder sirve para enriquecerse y que los ciudadanos no tienen derecho a enterarse. Perdió la visión priista de que reformar es condición necesaria para mantenerse en el poder. Ya el electorado había castigado al PRI el pasado 5 de junio en las urnas. Pues los priistas no entendieron el mensaje. Previsiblemente, seguirán perdiendo votos. Esta semana tuvieron la extraordinaria oportunidad de desprenderse la etiqueta de “corruptos”, incluyendo a su líder, el presidente Peña. Pero, al rechazar la 3de3, ellos mismos se la cosieron con hilo de caña poniendo en peligro las probabilidades de retener la Presidencia en 2018.
Y, como cereza en el pastel, obligaron a todos los proveedores del gobierno a presentar sus tres declaraciones. Yo estoy de acuerdo: si pide transparencia de un lado, también hay que exigirla del otro. El problema es que hay muchas personas físicas y morales que, como los políticos, les aterra publicar su riqueza, mucha de la cual también es mal habida.
Del Verde tampoco podemos sorprendernos. Más que partido, es un negocio que utiliza el poder para enriquecer a sus accionistas, comenzando con el mayoritario, Jorge Emilio González. El PVEM ha encontrado en el PRI un socio ideal para incrementar sus utilidades.
Las abstenciones de los senadores del Partido del Trabajo pueden tener dos explicaciones. Recordemos que este partido no alcanzó los votos para mantener su registro oficial en la elección federal de 2015. El PRI, sin embargo, los rescató utilizando su influencia entre los magistrados del Tribunal Electoral. Desde que les salvaron el pellejo, los petistas actúan a las órdenes de los priistas. Aquí se habrían abstenido para que no pasara la 3de3. En el PT, sin embargo, hay senadores cercanos a López Obrador, como Manuel Bartlett. Sabemos que AMLO ha dicho que esto de la ley 3de3 es una simulación, como cualquier cosa que sea popular pero no venga de él. En fin, ya sea por lacayos del PRI o de López Obrador, los petistas rechazaron la transparencia de nuestros gobernantes.
Algunos senadores del PAN y PRD se ausentaron de la votación, una vieja táctica parlamentaria. La pregunta es si lo hicieron a título personal porque los “compraron” o si sus partidos les pidieron “sacrificarse”. Es sabido que muchos panistas y perredistas estaban en contra de la 3de3. Aunque en público los líderes del PAN y PRD se mostraban a favor de la iniciativa ciudadana, en privado también le tenían terror a transparentar sus fortunas. En cualquier caso, estos dos partidos, que hoy gritan que todo fue culpa del PRI, tendrán que explicarnos por qué algunos de sus legisladores se ausentaron a la hora de la verdad.
En los últimos minutos de la votación en el Senado los priistas incluyeron dos cláusulas muy mañosas en la legislación. Si de por sí habían diluido la obligación de publicar las tres declaraciones, agregaron que la información debe respetar el derecho a la privacidad. Así de general, con el propósito de permitir largos litigios donde una autoridad exigiría la publicación de datos, pero la persona podría ampararse argumentando una supuesta violación a su “derecho a la privacidad”. Una muestra más del terror que le tienen a transparentar su riqueza.
Y, como cereza en el pastel, obligaron a todos los proveedores del gobierno a presentar sus tres declaraciones. Yo estoy de acuerdo: si pide transparencia de un lado, también hay que exigirla del otro. El problema es que hay muchas personas físicas y morales que, como los políticos, les aterra publicar su riqueza, mucha de la cual también es mal habida. En este sentido, van a presionar como locos para que la Cámara de Diputados remueva esta cláusula. Y los políticos que rechazaron la 3de3 van a argumentar: “ya ven, no somos los únicos”.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.