Este lunes 16 se cumplen 60 años de la inauguración de la quinta edición de la Copa del Mundo de Fútbol celebrada en Suiza.

En 1954, Europa comenzaba a salir de la destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial. Las dos repúblicas en las que fue dividida Alemania tras el conflicto eran el terreno en el que competían los dos sistemas políticos y económicos que protagonizaron la Guerra Fría.

Se cree que la conquista del primer título mundial de fútbol ayudó a acelerar la reconstrucción de Alemania. Herberger se mantuvo al frente de la selección hasta 1964...

El Mundial también era visto como una oportunidad para que el este y el oeste demostraran su supremacía.

Como favorito para ganar la Copa llegaba la poderosa selección húngara. El Equipo de oro tenía en sus filas a los hoy legendarios Sándor Kocsis, Ferenc Puskás y József Bozsik.

Campeones olímpicos en 1952, los húngaros fueron el primer equipo no británico en derrotar a Inglaterra en Wembley, en 1953.

Al Mundial de Suiza llegaba también la selección de Alemania Occidental. Era el regreso de los alemanes al máximo torneo del fútbol organizado, pues la FIFA había vetado su participación en 1950. Al frente del equipo iba una figura conocida: Sepp Herberger. Nacido en Mannheim, en 1897, Herberger se había afiliado al Partido Nacional Socialista de Adolfo Hitler, en 1933, cuando éste comenzaba su ascenso al poder.

Tras el fracaso de la selección alemana en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936 -cosa que enfureció al Führer-, Herberger fue designado entrenador nacional. Su primera responsabilidad fue dirigir a Alemania en el Mundial de Francia 1938, celebrado 15 meses antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial con la decisión de Berlín de invadir Polonia.

En Francia, las tensiones políticas estaban tan exacerbadas como la competencia en el terreno de juego. El equipo de Herberger y su saludo nazi causaron irritación en el Parque de los Príncipes parisino, pese a que los alemanes fueron eliminados por Suiza en dos partidos, el 4 y el 9 de junio.

El técnico Herberger fue clasificado sólo como simpatizante del régimen de Hitler en las acciones de desnazificación de 1946, por lo que pudo continuar con su carrera deportiva.

Reapareció en el banquillo la siguiente vez que la DFB, la Federación de Fútbol de Alemania, se presentó en un Mundial, bajo la bandera de Alemania Occidental, en 1954.

En la fase de grupos, los alemanes fueron barridos por los húngaros, en Basilea, por un marcador de 8 a 3. Sin embargo, Alemania se coló a la siguiente ronda y derrotó a Yugoslavia y a Austria para luego jugar la final… contra Hungría.

Si fue inesperado el resultado de la final del Mundial anterior, el de la final en Suiza no lo fue menos. Después de ir perdiendo por dos goles al minuto ocho del primer tiempo, Alemania le dio la vuelta al partido y se coronó. Es lo que la historia futbolística registra como el Milagro de Berna.

Se cree que la conquista del primer título mundial de fútbol ayudó a acelerar la reconstrucción de Alemania. Herberger se mantuvo al frente de la selección hasta 1964, cuando pasó la estafeta a Helmut Schön, quien haría nuevamente campeón mundial a Alemania en 1974.

En 2005, un año antes de ser anfitrión de la Copa del Mundo por segunda ocasión, la DFB abrió un proceso de revisión histórica del pasado nazi del futbol alemán.

Encargó la investigación al historiador Nils Havemann, de la Universidad de Mainz, quien hurgó en decenas de archivos y publicó sus resultados en el libro El fútbol bajo la suástica.

Especial atención mereció el caso de Sepp Herberger. A pesar de que llevaba casi dos décadas muerto, el ex técnico nacional -autor de frases clásicas como “el balón es redondo y el partido dura 90 minutos”- era como un dios para los aficionados.

Aun así, el libro concluyó que Herberger se había dejado usar por parte de los propagandistas nazis y que el oportunismo y la ambición profesional lo hicieron cómplice del régimen de Hitler.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.