No es secreto para nadie que tras la pandemia todos los sectores fueron afectados y uno de los más golpeados fue el de las pequeñas y medianas empresas (PyMes).

Como lo indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe "Perspectivas de la OCDE para las PyMes y el espíritu empresarial 2021", entre el 55% y el 70% de las empresas que permanecieron abiertas de mayo a diciembre a nivel mundial durante 2020, experimentaron una caída en las ventas, y dos tercios sufrieron caídas de más del 40%. En el caso de Chile, el panorama no fue distinto, ya que, según el “Análisis descriptivo del impacto de la pandemia sobre las empresas en Chile” generado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, para el periodo comprendido entre 2019 y 2020, concluyó que el 62,4% de las empresas registró una disminución en sus ventas y el segmento de las microempresas fue el más golpeado tanto en la proporción de empresas que experimentó una caída en sus ventas (63,1%), como en la magnitud de la disminución

(-37,5%). Considerando que las PyMes corresponden a cerca de un 17% del PIB, a noviembre de 2020, podemos notar que la afectación de este segmento es un duro golpe a la economía de todo el país.

Dentro de las múltiples causas que han afectado a las PyMes en este periodo, se puede considerar la falta de digitalización como una de las más relevantes. Es verdad que no todos los negocios pueden, o deben digitalizarse, pero un porcentaje importante debería considerarlo, por lo que, no estar preparados, genera limitantes al punto de no poder operar ante este tipo de adversidades. Por ejemplo, pudimos observar a todos esos  negocios los cuales generan todas sus ventas presenciales y con las prohibiciones de movilidad se vieron obligados a cerrar sus puertas.

Cuando hablo de digitalización no me refiero a simplemente pasar de atender clientes desde el teléfono, a contestar las redes sociales, sino que también, a digitalizar sus procesos de negocio, aquellos que son vitales para complementar el core del negocio, de los cuales podemos identificar los siguientes:

  1. Canal de venta digital y de atención al cliente, que permitan complementar la atención presencial para que puedan lograr la omnicanalidad de sus servicios
  2. Marketing digital para apoyar en la generación de demanda en tiempos en los cuales un 94% de las personas en Chile declaran haber comprado ya a través de internet.
  3. Cadena de distribución apoyada con servicios de última milla que transparenten el estado de seguimiento de tus despachos y el aseguramiento de entrega de tus productos a clientes.

El poder contar con estos procesos digitalizados permite que un negocio pueda mantener operaciones estables aunque se presenten adversidades como las ya antes mencionadas.

El lado positivo, es que estos problemas se pueden tomar como una oportunidad para abordar la transformación digital y de encontrar nuevos modelos de negocios enfocados en el apoyo a esta digitalización.

Como ejemplo podemos ver los casos de restaurantes que tomaron la adversidad de la imposibilidad de vender presencial, reaccionando rápidamente para digitalizar sus negocios en su totalidad a la venta digital con distribución de última milla permitiendo que sus negocios no tan sólo pudieran mantener sus ingresos, sino que también  aumentaran sus ventas y llegaran a nuevos clientes.

Es así como también aparecen nuevas oportunidades de negocio gracias a la aparición de un ecosistema digital. El auge de los servicios de última milla bajo demanda se vio incrementado ya que el ecosistema de venta digital y la imposibilidad de ir a “buscar” el producto adquirido impulsó a buscar formas de permitir que los clientes contaran con sus productos a tiempo.