Para ser un ejecutivo global exitoso se requiere lo que se llama “destreza cultural”, una característica de liderazgo que cada día adquiere mayor importancia, pues los líderes heterogéneos son cada día más valorados. Hoy es necesario motivar y movilizar a fuerzas laborales diversas y multiculturales.
El mundo del trabajo actual es globalizado, móvil, virtual y dinámico. Una compañía que hasta hace poco poseía un entorno empresarial homogéneo, hoy debe enfrentarse a proveedores de todas partes del mundo, una variedad inmensa de clientes y equipos multi generacionales y de distintas culturas al interior de una misma organización.
Hoy se hace indispensable contar con líderes laborales capaces de interactuar con profesionales de diversos orígenes y con las competencias para comprender, influenciar y motivar a una amplia gama de culturas, ya sean nacionales, regionales, étnicas, generacionales o religiosas.
Las organizaciones más eficaces son aquellas que usan su diversidad para legitimarse con los clientes y aumentar la competencia cultural de su fuerza de trabajo.
Los métodos tradicionales para construir las competencia culturales, que consistían en contar con un conjunto fijo de perfiles y listados de lo que se puede y no se puede hacer en cada país, hoy resultan insuficientes y no son opción por el ritmo de la complejidad, multiplicidad y velocidad de los cambios culturales de nuestros días.
La destreza cultural es lo que responde a esta exigencia y consiste en un conjunto de habilidades y una metodología para que los líderes de un equipo logren una colaboración eficaz, alineen a los equipos y logren una fluida comunicación a través de las múltiples dimensiones de la diversidad cultural.
Para tener destreza cultural es necesario contar con al menos tres habilidades o inteligencias: cultural, emocional y de negocio.
La inteligencia cultural es la que consiste en poseer conocimientos básicos de cada cultura y saber cómo ella influye en las actitudes y en el comportamiento en el trabajo. Va relacionada con comprender cómo las brechas culturales pueden generar malentendidos que dificultan el desempeño laboral.
Inteligencia Emocional en el contexto de Destreza Cultural, se entiende como la capacidad que se posee para aceptar las preferencias culturales de los demás, sentirse motivado por aprender acerca de otras culturas y adaptar el estilo de relaciones interpersonales según sea el caso. Estos elementos son necesarios para construir relaciones de confianza y estrechar vínculos entre diferentes personas.
Por último, la Inteligencia de Negocio es la que exige la aplicación de las dos primeras para revisar los enfoques de trabajo y lograr resultados empresariales positivos con los consumidores, clientes, empleados y todas las partes interesadas.
El líder debe incentivar que la gente aprenda a conversar y sea capaz de dialogar con personas que tienen distintos puntos de vista. Las organizaciones más eficaces son aquellas que usan su diversidad para legitimarse con los clientes y aumentar la competencia cultural de su fuerza de trabajo.
Adaptarse y abrirse a estos cambios es la solución para encontrar ideas innovadoras: sólo así se tendrá un amplio abanico de posibilidades para revisar y elegir. Además, apostar por la diversidad y desarrollar la Destreza Cultural como líder servirá para observar, identificar, desarrollar y promover los mejores talentos.
Destreza Cultural el nuevo must de un gerente global exitoso.