Lamentablemente no hubo sorpresa en la elección presidencial en Venezuela. Hugo Chávez ganó convincentemente otro período de seis años con 54% del voto. A pesar de liderar una campaña inspiradora que en algún momento parecía amenazar el régimen de Chávez, Henrique Capriles obtuvo solamente el 44%. La votación fue limpia, aunque la elección en general no sería considerada justa en cualquier democracia madura.

¿Qué sucedió? Resulta evidente que Chávez fue capaz de movilizar a su base electoral a las urnas. A pesar del pésimo manejo económico, de la explosión en el crimen, de una infraestructura que se está cayendo a pedazos y de una corrupción rampante, muchos venezolanos todavía adoran a Chávez. Y él se aseguró de comprar ese amor aumentando el gasto público durante los últimos doce meses en 30% en términos reales. A otros puede que no les agrade Chávez, pero todavía se sienten obligados a votar por él. Más de 8 millones de venezolanos reciben algún tipo de ingreso permanente o subsidio del Estado. El régimen no fue sutil cuando les hizo saber que perderían esos beneficios si votaban por Capriles. La revista inglesa The Economist reportó la intimidación a la que se enfrentó un segmento importante de electores:

Sin duda alguna se trata de una derrota desgarradora para la oposición. Es claro que Chávez continuará conduciendo a Venezuela hacia el autoritarismo. Sin embargo, esta elección ha producido un líder creíble en la oposición que, a diferencia de los anteriores candidatos, tendrá una voz destacada en la política nacional...

“Algunos empleados públicos –cuyo número se ha más que duplicado bajo el gobierno del Sr. Chávez y llegado a más de 2 millones de personas– han sido obligados a llenar formularios diciendo exactamente dónde estarán votando. Al igual que las papeletas de votación, estos formularios requieren una firma y una huella dactilar: la implicación de que el gobierno vigilará cómo votarán no necesita ser deletreada”.

Sin duda alguna se trata de una derrota desgarradora para la oposición. Es claro que Chávez continuará conduciendo a Venezuela hacia el autoritarismo. Sin embargo, esta elección ha producido un líder creíble en la oposición que, a diferencia de los anteriores candidatos, tendrá una voz destacada en la política nacional, especialmente conforme las condiciones económicas y sociales se empeoren marcadamente, como seguramente ocurrirá. Si Chávez realmente padece un caso grave de cáncer, como es muy probable, entonces la estatura de Capriles como el próximo líder de Venezuela continuará creciendo.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Libremente del centro de estudios públicos ElCato.org.