Las enormes inversiones de las superpotencias y los países en misiones espaciales no bastan por sí solas para explicar su importancia. De hecho, la observación del espacio sigue siendo para muchos algo lejano y distante, y es difícil percibir su impacto positivo en la vida personal.
La pregunta común es simple: ¿por qué es tan importante viajar en el espacio y estudiar las dinámicas que rige la Tierra, los demás planetas y las constelaciones? La respuesta está, sobre todo, en las aplicaciones específicas de la llamada "economía espacial" que van desde el análisis químico-físico de los elementos hasta los desplazamientos milimétricos de las infraestructuras, pasando por el estudio de los agentes meteorológicos. No es casualidad que la definición proporcionada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) incluya actividades y recursos que crean valor y beneficios para los seres humanos en el curso de la exploración, investigación, comprensión, gestión y uso del espacio. En definitiva, el verdadero valor no está en el coste del billete para la ruta Tierra-Marte o quién sabe qué punto del espacio.
A pesar de los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas y del crecimiento de los programas de inversión, la economía espacial está en pañales: según estimaciones de Morgan Stanley, la economía espacial alcanzará los US$ 1.000 billones en 2040, casi el triple de los US$ 340.000 millones actuales. Italia es el quinto país del mundo y el segundo de Europa en inversiones espaciales en relación con el producto interior bruto, así como el tercer contribuyente a la Agencia Espacial Europea (ESA), con unos 590 millones de euros en 2021 (datos del Observatorio de Economía de la Escuela de Administración del Politécnico de Milán). A esto hay que añadir la contribución de las grandes empresas italianas y, en particular, de los llamados campeones nacionales.
La defensa invisible
La observación de la Tierra desde el espacio es cada vez más esencial para la vigilancia, seguridad y protección de las llamadas infraestructuras críticas, desde puentes a autopistas, pasando por redes de agua, energía y producción. Cada día, los analistas de e-GEOS (*) analizan miles de datos recopilados por la plataforma Aware en busca de deformaciones lentas o cambios anormales y potencialmente peligrosos en rutas, puentes, edificios y otras construcciones.
Utilizando los datos satelitales de los centinelas del programa europeo Copernicus y COSMO-SkyMed de la Agencia Espacial Italiana, así como otros datos comerciales, es posible identificar precozmente y con una precisión de pocos milímetros, las deformaciones de los activos y la detección de cambios en zonas críticas. Esta actividad permite potenciar los análisis realizados in situ en el emplazamiento físico, controlando la estabilidad en el tiempo de edificios, infraestructuras y redes de transporte, así como del terreno en el que se ubican. Se puede atribuir un gran mérito al llamado análisis interferométrico: gracias a la recopilación de numerosas imágenes de radar a lo largo del tiempo sobre una zona determinada, es posible identificar puntos notables en el lugar (por ejemplo, en edificios o infraestructuras o incluso rocas expuestas en presencia de deslizamientos) y seguir su evolución en el tiempo, para evaluar y medir su desplazamiento, incluso en fases muy preliminares de fenómenos más extensos. Por ejemplo, en el caso de empresas que extraen gas natural o petróleo, el análisis es útil para verificar el posible impacto en la superficie debido a actividades subterráneas. Incluso en el sector minero, es posible vigilar las presas de contención de residuos tóxicos derivados del proceso de extracción, para apoyar las intervenciones de refuerzo de las paredes de las propias presas.
Las tecnologías y los servicios espaciales son esenciales para monitorear la salud de nuestro planeta, brindar servicios innovadores a los ciudadanos y aumentar el conocimiento del universo. Gracias a los datos de los programas italianos de observación de la Tierra, como COSMO-SkyMed y Prisma, o de los centinelas europeos del programa Copernicus, podemos monitorizar el derretimiento y movimiento de los glaciares, los vertidos de petróleo o la subida del mar, el consumo del agua y la tierra, la contaminación, la deforestación ilegal o incluso las erupciones volcánicas.
Las tecnologías espaciales también permiten mejorar los pronósticos meteorológicos, ayudando a predecir eventos extremos. En la gestión de emergencias, el análisis de datos satelitales permite redibujar los mapas del territorio en tiempo real, identificando áreas dañadas y riesgos inminentes.
El ojo hipertecnológico
Si hoy somos capaces de distinguir desde una órbita a más de 600 kilómetros de distancia las características geométricas y la composición químico-física de todo lo que aparece en la superficie terrestre, se lo debemos esencialmente a Prisma(**). Este es el nombre del precursor hiperespectral de la misión de aplicación de la Agencia Espacial Italiana, un satélite equipado con un instrumento hiperespectral especial asistido por una cámara pancromática. Los dos canales ópticos sensibles, los llamados "espectrómetros", son capaces de adquirir datos en la gama de longitudes de onda de 400 a 2500 nanómetros y descomponer las imágenes adquiridas en 240 bandas (algunas no visibles a simple vista), detectando la llamada "firma espectral" del objeto observado.
La carga útil electroóptica de la misión Prisma, considerada el instrumento hiperespectral de observación de la Tierra más potente del mundo, se diseñó y construyó en la planta de Leonardo en Campi Bisenzio, en la provincia de Florencia. Tiene capacidad para adquirir hasta 223 imágenes al día, con una vista de 30 kilómetros por 30 kilómetros, y hacerlo en una sola pasada, incluso desde cientos de kilómetros de distancia. El satélite de primera generación está en órbita desde el 21 de marzo de 2019 y actualmente se están realizando estudios de viabilidad para la segunda generación. Leonardo también proporcionará el sensor hiperespectral para esta segunda generación de la misión, que promete ofrecer un rendimiento aún mayor para un número creciente de aplicaciones en respuesta a las necesidades de las instituciones, las comunidades científicas e industriales.
Desde la antigüedad, el espacio ha estimulado la curiosidad del hombre por explorar lo desconocido. Sin embargo, la ciencia del cielo ha sido durante mucho tiempo relativamente "pobre" en cuanto a descubrimientos, datos y conocimientos, pues el ojo humano fue durante siglos la única tecnología para observar el universo y recién en el siglo XXI la carrera espacial adquirió la connotación de exploración real. Desde entonces, el interés estratégico, político, económico y social que los gobiernos de todo el mundo reconocen hoy, son el motor que impulsa los avances logrados. Es un camino que recién comienza, ya que hay mucho por descubrir y hacer en pos de la mejor calidad de vida para la Tierra y la humanidad.
*e-GEOS: empresa controlada por Telespazio (empresa conjunta de Leonardo, con un 67%, y Thales, con un 33%) y la Agencia Espacial Italiana.
** Prisma: fabricado íntegramente por Leonardo
*** X-2030: La plataforma aprovecha los actuales sistemas profesionales de comunicaciones, seguridad y control terrestre de Leonardo, así como las infraestructuras de ciberseguridad e inteligencia integradas y en constante evolución para proporcionar una solución innovadora.