La fe se ha convertido en un lucrativo negocio para sus mercaderes. No es un asunto nuevo es una cuestión histórica y recurrente en el mundo. En países como Estados Unidos desde hace cinco décadas los evangelistas cristianos son fuerzas políticas determinantes en la carrera por la Casa Blanca. En América Latina en la medida que cae el poder dominante del catolicismo y crecen las fuerzas polìticas de los evangelistas cristianos se transforman en poderosos movimientos electorales determinantes en las definiciones del poder en países como Brasil, México, Venezuela, Guatemala, Ecuador, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Colombia, entre otros.

En América Latina desde el fin del colonialismo europeo, el poder político de la Iglesia Católica fue trascendental para acentuar la hegemonía en el poder de unas élites. En el caso colombiano ese poder de la Iglesia Católica ha sido determinante para la conservación del poder por parte de la derecha, especialmente las fuerzas polìticas conservadoras y de la ultraderecha clerical. Sin embargo, en la medida que decrece el poder del catolicismo y aumentan los poderes de las congregaciones evangelistas cristianas entre los creyentes aquel poder se ha diversificado.

De manera que en últimos decenios del siglo XX, aparecieron los primeros movimientos políticos evangelistas cristianos como el Movimiento Unión Cristiana y el Partido Nacional Cristiano y en este siglo otros como Mira, Colombia Justa y Libre, entre otros, que han logrado representación en el Congreso de la República, en las Asambleas departamentales y concejos municipales a nivel nacional. De allí que su apuesta para las próximas elecciones es duplicar los escaños de sus fuerzas políticas.

Existen más de 6.800 Iglesias evangélicas que tienen más de 12 millones de creyentes en el país. Iglesias que en las mayorías de los casos se identifican con las plataformas ideológicas de los partidos de derecha como el partido conservador, Centro Democrático y Cambio Radical.

Por eso observamos que decenas de sacerdotes y pastores militantes de aquellos partidos se han trasformado en vulgares mercaderes de las creencias religiosas y explotadores de Dios con fines de enriquecimiento y de dominio político.

Gran porcentaje de sacerdotes y pastores defensores de las ideologías de aquellos partidos y de los evangelistas cristianos fueron determinantes en el triunfo del “No” en el plebiscito por la paz y fundamentales en la elección del presidente Iván Duque. Los crecimientos exponenciales de los partidos políticos evangélicos están generando el surgimiento de nuevos tipos de populismo de derecha. Populismos que poco se examinan, dado que solo se habla de los populismos de izquierda, pero se ocultan estas nuevas modalidades de populismo que crecen en el país.

Son preocupantes estos nuevos tipos de populismos religiosos que están generado los desbordados intereses económicos y políticos de una serie de sacerdotes y pastores que solo buscan lucros económicos y políticos en nombre de Dios. Los mismos que le prenden una vela a Dios y otra al diablo con las adoraciones al dios dinero. El dios dinero los transforma en defensores de políticos corruptos, criminales y cavernarios de la derecha colombiana. Sacerdotes y pastores que han perdido la ética y se comportan como vulgares mercaderes de las creencias religiosas y están llevando a miles de sus seguidores y feligreses al borde de la locura del fanatismo en defensa de causas políticas retardatarias.

Sacerdotes y pastores que, por sus afanes de lucro, observan claridad donde hay oscuridad, seguridad donde hay inseguridad, riqueza donde hay pobreza, honestidad donde hay corrupción. Son miles de seguidores de estos sacerdotes y pastores, adoctrinados y manipulados, transformados en maquinarias electorales de clanes políticos corruptos y de políticos asesinos y criminales, mientras reciben millonarias sumas de dineros, contratos, dádivas y donaciones para que mantener en el redil a miles de fanáticos, en beneficio de las causas electorales del gobierno y de las fuerzas políticas aliadas.

Mientras esos sacerdotes y pastores se llenan los bolsillos defendiendo el statu quo y la hegemonía en el poder de las cofradías políticos y grupos económicos que han saqueado al Estado y causantes de los niveles de atraso y pobreza, la corrupción, el hambre y la miseria de las capas media y bajas del país. Miles de sus seguidores y sus familias se hunden en los más espantosos niveles de pobreza, miseria y desigualdades. Así, famélicos y muriéndose de hambre, manipulados y adoctrinados en los principios de la fe, defienden los intereses políticos de sus propios verdugos que los mantienen en la pobreza en nombre de Dios y la Virgen María.