¿Qué debemos hacer para incorporar una cultura de prevención? Es una pregunta que día a día intento responder, pues si bien sabemos que Perú es altamente vulnerable ante el cambio climático, las medidas de prevención son casi nulas. Prueba de ello son los recientes estudios de la Universidad de Manchester, en los que ocupamos el tercer lugar entre los países más vulnerables en el mundo. Esto, a su vez, se ha visto evidenciado por los impactos generados por fenómenos de origen natural, tales como el Fenómeno de El Niño, que en diversos periodos de tiempo afectaron las costas peruanas, especialmente durante los años 1997-1998 y 2017.

El consolidado de daños en el sector agrícola producidos por el Fenómeno de El Niño 1997-1998 realizado por INDECI, ascienden a 74,155 hectáreas de diversos tipo de cultivos destruidos, y 131.000 hectáreas con cultivos relativamente afectadas, los cuales significaron un perjuicio económico mayor a S/ 701 millones. Por otro lado, en cuanto al Fenómeno de El Niño del 2017, fueron 93.190 hectáreas pertenecientes a áreas de cultivo las que se afectaron producto, siendo Lima la región más afectada con un total de 67.705 hectáreas de cultivo destruidos. Esto generó diversos conflictos dentro de la cadena productiva de hortalizas, cereales, tubérculos, entre otros, pero, ¿por qué?

La cadena productiva es el sistema que agrupa a los actores económicos interrelacionados por el mercado desde la provisión de insumos, producción, conservación, transformación, industrialización, comercialización y hasta el consumo final. Frente a ello, los diferentes riesgos climáticos, pueden afectar negativamente a la producción, registrando así grandes pérdidas económicas. Por tal motivo, los seguros agrícolas cumplen un rol muy importante al proteger la inversión que realizan los agricultores al sembrar distintos cultivos, ante posibles riesgos climáticos, a fin de aminorar las grandes pérdidas económicas.

Solo el 27% de las hectáreas sembradas en Perú están aseguradas. Del total de hectáreas sembradas aseguradas, el 99,2% de hectáreas cuentan con Seguro Agrícola Catastrófico; mientras que el 0,80% están aseguradas con el Seguro Agrícola Comercial y el Seguro Agrícola de Muerte de Planta. A su vez, ambos seguros, hasta 2021, han logrado indemnizar a 396.000 y 100.000 pequeños agricultores respectivamente, pagando montos mayores a S/ 103 millones (US$ 24,80 millones) y S/ 23 millones (US$ 5,76 millones). No obstante, debido a los diversos fenómenos climáticos a los cuales está expuesto Perú, es crucial asegurar más hectáreas en beneficio de apoyar a los pequeños y medianos agricultores frente a las potenciales pérdidas económicas.

De acuerdo a Red Agrícola, el cultivo de palta en la provincia de La Joya en Arequipa durante 2022 ha sido afectado por un verano mucho más frío que los anteriores, y estuvo acompañado con vientos helados y ausencia de lluvias. Por tal motivo, las cosechas previstas para mediados de abril, terminarán en junio tras la ausencia de precipitaciones. Mientras tanto, en Chiclayo podría ocurrir lo opuesto: un potencial incremento en las precipitaciones en este 2022 podría provocar que en la costa de Perú aparezcan nuevas enfermedades por la proliferación de hongos, como antracnosis.

En resumen, los fenómenos naturales, que históricamente han sido una amenaza para el sector agrario, actualmente representan una amenaza más seria y latente. Si el calentamiento global continúa como en los últimos 30 años, se estima que se tendrían pérdidas entre el 3% y 21% en los niveles de ingresos per cápita en 2050, de acuerdo al Banco Central de Reserva local. Los climas más extremos seguirán poniendo en riesgo las cosechas de miles de familias, motivo por el cual es una obligación para nosotros, las empresas, tomar medidas a favor de estas comunidades y agricultores, ofreciendo beneficios y servicios reales, capaces de protegerlos.