Hoy ya nadie discute de las bondades que trae la práctica de un deporte, tanto para la salud física como mental. La nueva noticia es que los recientes estudios indican que a mayor práctica deportiva, mayor productividad laboral.

Y no debiera extrañarnos. Es más, parafraseando un dicho popular, podríamos decir: dime cuánto deporte haces y te diré cómo rindes en tu trabajo.

Trotar a tempranas horas despeja la mente y por tanto llegamos con un cerebro listo, con ánimo para la toma de decisiones; un partido de tenis lo obliga a definir una estrategia de juego que la mente luego transforma en tácticas laborales; spinning a medio día nos permite recuperar la energía utilizada y terminar el día a un ritmo intenso.

Sin ir más lejos, las empresas llevamos años utilizando el fútbol y montañismo como ejemplo para afinar las habilidades de liderazgo y trabajo en equipo al interior de las organizaciones, valorando las habilidades que tienen los otros; porque en el partido, los once jugadores son indispensables.

Si a todo esto le sumamos que la práctica del deporte nos permite botar el estrés laboral y es otra vía de desarrollo personal, solo me queda cerrar aquí esta reflexión y tomar la bicicleta para subir el cerro.

Durante todos estos años que he entrevistado ejecutivos, me he percatado que las personas que practican deporte de manera continua, y con alta rigurosidad y exigencia -tal es el caso de los que corren maratones, participan en ligas amateurs competitivas o mountainbike XC-, coinciden en que el deporte les ha traído otra forma de ver las cosas y una capacidad de reacción más rápida ante una situación donde es imprescindible tomar la decisión aquí y ahora.

En una maratón el punto de no retorno comienza -según los entendidos- en el kilómetro 20-24. A partir de ese momento, la clave es la fortaleza mental. Desarrollarla y usarla en el trabajo asegura una mayor capacidad de funcionar bajo presión; de enfrentar conflictos frente a contratos complejos y a ver ventajas en los momentos más difíciles.

Y a la hora de desconectarse, otro de los beneficios del deporte es que nos permite aislarnos por un segundo y luego de practicarlo podemos apreciar que los problemas no son tan graves.

Si a todo esto le sumamos que la práctica del deporte nos permite botar el estrés laboral y es otra vía de desarrollo personal, solo me queda cerrar aquí esta reflexión y tomar la bicicleta para subir el cerro.