La urgente necesidad de avanzar hacia los objetivos de desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG) que reforzó la COP26 está marcando el comienzo de una nueva era respecto de lo que significa el éxito para las empresas. Según un nuevo estudio de Accenture, las organizaciones que traducen las métricas ESG en indicadores clave de rendimiento son más atractivas para los accionistas y, entre 2013 y 2020, las compañías con un alto desempeño en este aspecto obtuvieron una puntuación 2,6 veces mayor en el rendimiento total para los accionistas que sus pares.

A pesar de la oportunidad, el informe muestra que sólo 26% de las empresas a nivel mundial cuenta actualmente con la data necesaria para medir el avance de sus objetivos ESG. Esto pone de manifiesto que los datos de sostenibilidad aún no se consideran datos empresariales esenciales, a pesar del impacto que pueden tener en los resultados de una organización. Lo digital y la sostenibilidad serán los dos motores de la competitividad en esta década. Por eso, los líderes deben repensar ahora lo que significa el rendimiento en sus organizaciones y dedicar los mismos recursos y atención a los objetivos ESG que a los flujos de datos financieros. De esa forma, podrán desbloquear todo el valor y el impacto de la sostenibilidad.

Para avanzar, hay cuatro elementos clave que las empresas deben tomar en cuenta. Primero, comprometerse públicamente con establecer objetivos de valor para la estrategia y ambición de sostenibilidad. Por ejemplo, plantearse alcanzar la red cero, la circularidad o el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Segundo, centrarse en la medición, la rendición de cuentas y la gestión eficaz. Los líderes deben evaluar y dar forma al “ADN de la sostenibilidad". Transformar el modelo operativo a través del diseño de la organización y las últimas herramientas y capacidades; e integrar los objetivos ESG y la rendición de cuentas en toda la empresa para impulsar cambios fundamentales hacia la creación de valor e impacto para todas las partes interesadas.

Tercero, buscar los datos adecuados para tomar mejores decisiones a todos los niveles, utilizando las soluciones tecnológicas existentes y las que están surgiendo rápidamente. Actualmente, los datos financieros y los ESG no se tratan por igual. Las empresas deben reconocer y mejorar la forma en que se recogen los datos de sostenibilidad. Esto incluye la definición de un plan claro para captar los datos clave; establecer sistemas de calidad y preparación para la divulgación; diseñar soluciones de almacenamiento y presentación de informes de datos ESG; e identificar las métricas clave para la creación de valor y el rendimiento interno.

Finalmente, se debe ir más allá de la presentación de informes y su divulgación. Es necesario replantear por completo la definición de rendimiento y éxito para las partes interesadas. Alinearse en una narrativa sólida que presente un argumento eficaz para las métricas clave, y luego construir elementos interactivos modulares e integrados que comuniquen los resultados de forma unificada. De esa forma, será posible aprovechar los avances tecnológicos y las nuevas formas de trabajar para impulsar una nueva era de rendimiento.

A medida que la medición de la sostenibilidad madure y se convierta en un instrumento de transparencia, ofrecerá a las organizaciones una oportunidad única de generación de nuevas formas de trabajo, más mercados en los que impulsar el valor y nuevas oportunidades de impacto para todos los stakeholders.