Hacia 1665 Inglaterra enfrentó la peste bubónica, que provocó más de 100.000 muertes en este país. Producto de la necesaria cuarentena, la Universidad de Cambrigde fue cerrada, lo que llevó al físico recién graduado Isaac Newton a regresar a su casa natal e iniciar, paradojalmente, uno de sus periodos más productivos en cuanto a descubrimientos.

355 años después, la humanidad enfrenta una de las peores pandemias de la historia, obligando a millones de personas a quedarse en sus hogares, a cerrar colegios y universidades y, a las empresas, a adaptarse a una nueva realidad. Un periodo duro para las firmas, sin duda, y que también afecta a su entorno, pero que no tendría que traducirse en dejar de pensar en cómo se viene el futuro.

En efecto, las compañías han tenido que concretar rápidas transformaciones, con el objetivo de no morir o de reducir el impacto entre sus colaboradores. Así, además de adaptarse a las nuevas condiciones sanitarias y anuncios gubernamentales, las empresas han centrado gran parte de los esfuerzos en aumentar su eficiencia, incrementar el trabajo remoto y emplear nuevos soportes, acelerando la transformación digital.

Estos cambios no sólo están impactando a las empresas, sino que al ecosistema en el que operan. Así, aunque no creemos que el trabajo postpandemia será todo remoto, sí pensamos que ocupará una parte mucho más significativa que antes del coronavirus. Esto no sólo hará que muchos empleados trabajen más desde sus casas, sino que estos reduzcan sus compras de alimentos y cafetería en las cercanías de sus oficinas, viajen menos tanto en la ciudad como fuera del país y dejen los gimnasios o locales comerciales que acostumbran a ir, entre otros efectos.

En este contexto, un reciente estudio de Gartner indicó que el 70% de las compañías espera cambiar sus políticas de trabajo, aceptando mucho más el trabajo remoto. En tanto, una encuesta en España, Portugal e Italia indicó que el 60% de las personas que nunca había trabajado de modo remoto ahora lo quiere mantener y el 50% de las empresas afirma que lo adoptará, considerándolo una buena experiencia.

Si bien estas medidas son necesarias y loables, especialmente por todo lo que se ha hecho en poco tiempo, conllevan el riesgo de quedarse en lo inmediato, en hacer lo necesario para sobrevivir, olvidándonos que el futuro de las empresas se está jugando hoy.

En ese sentido, hay que usar los modelos ágiles para reaccionar más rápido a las nuevas tendencias que ya se observan. Testear, probar e insistir son las claves del éxito. Las empresas que saldrán exitosas de este desafío serán aquellas que sean tan ágiles como flexibles. Esto es especialmente importante hoy en un escenario en el que el consumidor ha tenido la oportunidad de probar opciones que antes no estaban dentro de sus preferencias. Es así como el e-commerce ha despegado y sólo en Chile, Mercado Libre estima que tiene unos 5 millones de usuarios nuevos entre fines de febrero y principios de mayo.

Pero los colaboradores que forman parte de las empresas también viven un tiempo único, experimentando con fuerza lo que significa trabajar a distancia, en el confinamiento. Bajo este contexto, los empresarios estamos ante el doble desafío de liderar a personas a distancia y con nuevas expectativas, y conducirlos para que innoven, pensando en los nuevos consumidores. Hace muchos años que no se dan las condiciones tan perfectas para demostrar las habilidades de liderazgo. Es que más que temer al futuro, es el momento de ser valientes y arriesgar, porque lo que viene puede ser mucho mejor de lo que imaginamos.