Desde siempre las personas hemos temido a la naturaleza, a lo oculto a lo sobrenatural, y al apreciarse cambios drásticos en el clima, que llueve en épocas que no corresponden y donde no solía llover, cae heladas en épocas que no debe helar y nos preguntamos ¿qué está pasando?, pero la respuesta la sabemos, solo que no queremos admitirlo, porque somos quienes cambiamos los estados de la naturaleza, construyendo en lugares que no se debe, es decir de alto riesgo, utilizando insumos que son contaminantes insecticidas, abonos químicos, además de las protestas, incinerando neumáticos en las vías, además de utilizar las bolsas plásticas de manera indiscriminada y el tecnopor, haciendo que la naturaleza responda: si hiciésemos una analogía con el cuerpo humano seria que, si abusamos de las bebidas alcohólicas el cuerpo responderá de diferentes maneras, es decir se demuestra que “Ante una acción, existe una reacción”.

Pero lo irónico de la situación es que autoridades permiten construir en lugares riesgosos por afanes electoreros, y los que necesitan una vivienda argumentan sus bajos ingresos y que son pobres, lo que no evalúan ninguno de ellos (autoridad y poblador) es que la vida y la salud está por encima de todo.

Al margen, también podemos decir que los gobiernos destinan cantidades presupuestarias presupuestarias para atender las emergencias, cuando ya ocurrió el hecho, en el Perú el pasado año se destino poco más de US$2.000 millones en atención a emergencias, y para la prevención menos de la mitad y para el colmo de males, las autoridades destinaron y destina esos presupuestos para realizar obras o monumentos que ante un fenómeno natural no serán capaces de mitigar y menos de salvar vidas.

Es mas cuando escribí esta columna hace una par de semanas se sintió una sismo de 5,1 grados a 75 km de las costas del puerto del Callao en el Perú a una profundidad de 40 km según el informe del Instituto Geofísico del Perú, demostrándose una vez mas que no tenemos mecanismos de alerta para comunicar a quienes podrían resultar afectados.

Por que las autoridades en las declaraciones realizadas responden con la retorica de siempre “estamos haciendo lo posible para comunicar a los pescadores que se encuentran en altamar”; cabria la pregunta ¿acaso es la primera vez que se presenta este tipo de movimiento sísmico en el Perú? La respuesta es No, pese a ello no se hizo y no hicimos nada o casi nada para mejorar dichos mecanismos de alerta. En el interior del país se han llevado a cabo varias de las emergencias como inundaciones, deslizamientos, y otros, frente a eso Defensa Civil realiza una capacitación para autoridades y público en general para tener la posibilidad mejorar los conocimientos en administración y gestión de emergencias y desastres (Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades, EDAN), pero increíblemente las “autoridades” brillan por su ausencia, como consecuencia, no sabrán responder adecuadamente, convirtiéndolos en desastres, pero si posando para las cámaras de los periodistas y aprovechar el momento con el dolor ajeno.

Mientras tanto, los equipos de primera respuesta como son Bomberos Voluntarios, Brigadistas de Defensa Nacional y Defensa Civil, fueron, son y serán los que ponen el pecho en momentos difíciles de caos y desconsuelo de quienes son afectados, pese a que sus presupuesto institucionales no llega ni siquiera al 0,02% del PIB del país, y tampoco son ni serán los suficientes en cantidad para bastecerse en la atención a los que requieran; pero si en la calidad y profesionalismo que muestran al momento de actuar, lo mismo podría decirse de los presupuestos de las mismas instituciones en algunos países latinoamericanos, oscila entre el 0,02% y 0,05% de sus presupuestos nacionales para equipamiento y renovación de equipos y unidades disminuyendo su capacidad operativa, consecuentemente pérdida de vidas.

Cabe mencionar, que si bien es cierto que se realizan simulacros, la población no toma en serio estos actos, demostrando con ello que tampoco tienen en la conciencia el “valor de la vida”; es que tal vez podamos aplicar lo siguiente: “El hombre puede vivir sin aire unos minutos, sin agua unas cuantas semanas, sin comida unos meses y sin tener ideas año tras año”.
Hecho una encuesta en diferentes ámbitos socioeconómicos y geográficos del Perú en el año 2012 sobre un total de 3 570 personas sobre algún conocimiento práctico de las siguientes aéreas:

2942

 

2943

 

Cuando se consultó las razones del por qué no toman en cuenta dentro de su preparación y previsión, indican que por falta de tiempo, porque no les alcanza la economía para adquirir “cosas” adicionales.

Tomando en cuenta los datos anteriores podemos inferir de esta muestra, de ocurrir alguna emergencia se convertiría en desastre por no saber actuar en escenarios de este tipo y por actuar con negligencia porque sabiendo que podemos perder incluso la vida y no realizamos acción alguna para remediarlo.

La razón es que tenemos más apego a los lujos, a la comodidad sin tomar en cuenta la seguridad, de cada activo adquirido con “el sudor de la frente” y en algunos casos con mucho esfuerzo de ahorrar. Pero nada de eso parece importar al momento de tomar la decisión entre el gasto y la previsión, recordando los siguientes episodios, al asistir a lugares concurridos, no tomamos en cuenta la seguridad, al contrario, queremos que exista cantidad de gente que rebasan el aforo o capacidad para albergar tales cantidades, como fue el caso de las discotecas en el Perú Utopía, en San María Brasil, en Argentina, personas que fallecieron por que el extintor no funcionó o no contaba con ello y peor aún, nadie sabía operar dicho extintor, es decir gente que perdió la vida por menos de US$100.

En este contexto es necesario al igual que en toda materia académica, cultural, filosófica, practica, etc , tomar conciencia de la importancia de la prevención, ya que es menos costoso para los gobiernos y sus habitantes pero no lo consideran así, pese a existir un proverbio antiquísimo que dice: “Más Vale Prevenir que Lamentar”