Usted cree que Donald Trump nos odia desde siempre? Le pido, querid@ lector@ que lea estas líneas: “Dejamos a Japón entrar a nuestros mercados. Vaya usted a Japón a intentar venderles algo; simplemente olvídelo, es imposible. Se han encargado de hacerlo imposible. Pero ellos vienen aquí, venden sus coches, sus aparatos de video. Ponen en un infierno a nuestras compañías (...) Han invadido nuestros mercados con sus televisiones, sus videocaseteras, sus teléfonos, sus coches. Esos son los japoneses; están destruyendo el modo de vida americano (...) O En Kuwait, que viven como reyes; hasta la persona más pobre vive como rey. Nosotros hicimos posible que pudieran vender su petróleo. Y sin embargo, no están pagando. ¿Por qué no nos pagan el 25% de todo lo que están vendiendo? Tiene que ser una broma".
Un discurso con sabor a odio, pero no hacia los mexicanos, sino a la comunidad japonesa y hasta la kuwaití. Era 1988 y Donald Trump (entonces más joven y sin peluquín) era entrevistado por Oprah Winfrey, una de las figura mediáticas más influyentes y poderosas de EU.
Si en 1988 arengaba en el show de Oprah contra los japoneses, en 2015 dirige su mein kampf contra los mexicanos porque, desoladoramente, esa basura discursiva sigue engatusando idiotas...
La conductora le preguntó si tenía intenciones de lanzarse como candidato presidencial: “Si se pone tan mal, yo no lo descartaría, porque estoy cansado de ver lo que está pasando con este país. Realmente estamos haciendo que otras personas vivan como reyes, y nosotros no. Van a terminar por destruirnos”.
Todavía no éramos el blanco de su odio. Las palabras del personaje que emula la arenga hitleriana, porque sabe cuán seductora resulta para los sectores más conservadores —es decir, ignorantes— han sido: “Anuncio oficialmente que estoy compitiendo para ser presidente de Estados Unidos, para hacer del nuestro, nuevamente, el país más grande (...) La gente no puede tener trabajo porque China tiene nuestros trabajos, y México tiene nuestros trabajos. Nuestro país tiene un serio problema, ya no tenemos victorias. ¿Cuándo fue la última vez que alguien nos vio ganarle a China en un tratado comercial? Nos asesinan. Yo le gano a China todo el tiempo (...) Cuando México envía su gente, no envían a los mejores. Envían gente con muchos problemas (...) traen drogas, criminales y violadores”.
Ese fue parte de su discurso, cuando reveló su intención de ser candidato a la Casa Blanca. Después supimos de su plan sobre deportaciones y de la construcción de un muro en la frontera con nuestro país (que deberá pagar el gobierno mexicano), en caso de que logre el sueño (más bien pesadilla) de ganar la presidencia de EU. De lo que pensamos era un disparate, comenzamos ya a ocuparnos en serio.
Hace unos días, hubo otro debate entre los candidatos republicanos. Trump volvió a arremeter contra la comunidad inmigrante y fue igualmente duro en sus propuestas al respecto: “Fue un día grandioso. Debemos frenar la inmigración ilegal. Nos está golpeando económicamente, desde todo punto de vista, nos está causando tremendas dificultades en lo referente a las drogas (...) Somos un país de leyes. Necesitamos las fronteras. Tendremos un muro, el muro será construido, será exitoso, y si crees que los muros no funcionan sólo tienes que preguntarle a Israel...”.
Trump se habrá obsesionado con la basura escrita por Hitler. Sólo ha ido adaptando a los destinatarios de su odio a través del tiempo. Si en 1988 arengaba en el show de Oprah contra los japoneses, en 2015 dirige su mein kampf contra los mexicanos porque, desoladoramente, esa basura discursiva sigue engatusando idiotas...
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.