Las nuevas tecnologías han hecho más ágiles los procesos de compra, aunque el punto de inflexión lo dio la pandemia y las cuarentenas asociadas que incentivaron a muchas personas a buscar (y encontrar) en el canal digital una manera efectiva de adquirir productos y servicios. Esto, a su vez, ha generado un cambio en las preferencias de los consumidores al momento de comprar bienes bajo esta modalidad.

Consideremos los datos de un estudio desarrollado por EuroEuromonitor en conjunto con Google, que dicen que se espera que el comercio electrónico se incremente en un 32% hacia 2025 -representando el 21% del crecimiento total de las ventas en retail del país- y en donde los retailers con estrategias omnicanal crecerán en un 59%. En tanto, Bain & Company reconoce tres elementos claves en la preferencia de compra online de los chilenos: ahorro de tiempo (68%), más seguridad (62%) y mayor facilidad (41%).

En los últimos años vivimos una acelerada proliferación de nuevas plataformas de eCommerce, ofertas y productos. Esto a su vez trajo aparejado para las PyMes la reinvención de una antigua premisa de ventas: centrar toda la atención en lo que está realizando la competencia no es la clave para crecer, enfocarse en desarrollar acciones donde el cliente esté en el centro si lo es.

El “nuevo consumidor” ya no considera el mejor precio como el elemento definidor de su compra, hoy uno de los elementos que busca es rapidez en la entrega. Por lo tanto, toda innovación que vaya en esa línea será valorada y ponderada frente a otras opciones. Recibir el producto en 24 horas suele ser lo máximo que un cliente desea esperar, principalmente cuando en el mercado resaltan aplicaciones tecnológicas donde las entregas se realizan en menos de una hora.

Además de cumplir con la promesa del tiempo, es importante que las tiendas en línea, marketplaces y apps ofrezcan pasos simplificados que guíen al usuario a llegar fácilmente a la compra. Es un error común que existan múltiples etapas en los registros, condiciones de uso, o solicitudes de información que hacen que los potenciales compradores abandonen el proceso. De hecho, de acuerdo a información de Moosend, en Latinoamérica un 75% de los carritos virtuales son abandonados por fricciones durante la compra.

En este camino, la privacidad y la seguridad de los datos son elementos fundamentales para “llenar” el carrito de compras. El nuevo consumidor desea procesos de pago cómodos y seguros, donde al registrarse tiene la posibilidad de ingresar la forma de pago de su elección y que ésta se guarde para futuras compras. Así, en las próximas solo deberá hacer un clic, evitando pasos adicionales, pero siempre garantizando la mayor seguridad de sus datos personales. Esto significa que las fricciones son menos y se alcanza el objetivo de compra.

Ser observadores de lo que nuestros clientes demandan y escuchar sus preferencias es el paso que toda PyME debe dar para potenciar sus ventas. Aprovechemos las posibilidades que la tecnología nos brinda y conformemos canales de ecommerce que sumen valor, comodidad y hagan que los consumidores tengan una experiencia de compra satisfactoria e inolvidable.