Al igual que los virus se transmiten entre los seres humanos, los problemas económicos, como fruto de la globalización, también se están pasando de unos países a otros.
El mal comportamiento de las economías europeas y asiáticas están contagiando al resto del mundo. Esta transmisión está provocando problemas mundiales como la ruptura de las cadenas de valor, la caída del comercio internacional, la volatilidad de las Bolsas y las dificultades de financiación de las empresas más afectadas por la crisis.
En América Latina el coronavirus está generando muchos problemas, entre ellos, la depreciación de los tipos de cambio. Efectivamente, a lo largo de esta semana la mayoría de las monedas latinoamericanas han seguido desplomándose frente al dólar y el euro. Las mayores pérdidas fueron para el real brasileño y el peso colombiano y el mexicano, lo que significa que los gobiernos y las empresas de esos países tendrán problemas para afrontar pagos más elevados de sus deudas en moneda local para poder devolver los préstamos que hayan adquirido en dólares o euros.
Las empresas internacionales pierden
Las mayores pérdidas fueron para el real brasileño y el peso colombiano y el mexicano, lo que significa que los gobiernos y las empresas de esos países tendrán problemas para afrontar pagos más elevados de sus deudas en moneda local para poder devolver los préstamos que hayan adquirido en dólares o euros.
También las grandes empresas europeas y latinoamericas, con presencia en América Latina, van sufrir el comportamiento de los tipos de cambio. Los accionistas de estas empresas están percibiendo la pérdida de beneficios y sus efectos en la cotización en bolsa. Si las monedas latinoamericanas se deprecian, las rentas que se repatrian a sus países (beneficios, sueldos, royalties, etc.) al convertirse en euros o dólares adelgazan (es el llamado "efecto divisa").
En lo que va de año, es decir, desde el 1 de enero hasta ayer, el real se depreció con respecto al euro 25%, el peso colombiano 21% y el mexicano 24%. Con respecto al dólar, esas caídas han sido todavía más acusadas. Estas depreciaciones de las monedas latinoamericanas se deben a la caída de divisas a raíz de los menores ingresos por la inversión extranjera y las exportaciones.
¿Por qué exportan menos? Por el menor crecimiento de la economía mundial, debido a la incertidumbre de la extensión del coronavirus y la reducción del comercio, generado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y por la caída de los precios de las materias primas.
Un ejemplo: China, desde enero del año pasado, empezó a importar cada vez una menor cantidad de materias primas. Pero lo peor se produjo al inicio de este año 2020, cuando el virus se empezó a extender en la provincia central de Hubei. Como consecuencia, se cerraron bastantes factorías en esa provincia y en otros lugares de China que demandaban una gran cantidad de materias primas, entre ellas, petróleo, celulosa, acero y cobre. A medida que la actividad ha ido disminuyendo, los precios de los commodities (incluyendo la soja) se han ido derrumbado.
El precio del petróleo se hunde
Un ejemplo es el derrumbe del precio del petróleo. Ayer, el tipo Brent cotizaba a US$28/barril, cuando el 1 de enero lo hacía a US$66/barril. Esto supone una caída de 58%.
Los precios del petróleo llevan bajando desde hace año y medio (cuando en octubre de 2018 cotizaba a US$86/barril) y ese descenso es consecuencia de una mayor oferta y la menor demanda. La primera se debe a un crecimiento de la producción gracias a las nuevas tecnologías de fracking ("fractura hidráulica") y a la entrada de nuevos productores en el mercado de la exportación. Al mismo tiempo, la guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia está inundando los mercados de todo el mundo con petróleo barato. La reducción de la demanda está provocada por la caída de la actividad económica a nivel mundial y la aparición de fuentes de energía alternativas.
Estos bajos precios del crudo afectan negativamente a los países que lo producen. La situación está siendo tan dramática, que muchos pequeños productores han tenido que cerrar sus pozos, dado que el precio de venta no llegaba para cubrir sus costes. Y en algunas empresas grandes, como es el caso de Pemex, la caída en los precios del petróleo, junto con el aumento en la percepción de riesgo global, está agravando su ya difícil situación financiera.
Ante esta situación, de menores exportaciones y reducción en las entradas de capitales extranjeros, los países productores de materias primas, como los de América Latina, han reducido su capacidad de recaudar dólares o euros y, como consecuencia, las divisas se han ido depreciando con fuerza. Mientras la economía mundial no se estabilice, las monedas latinoamericanas seguirán sufriendo muchas fluctuaciones cambiarias.