“Tan difícil es caminar derecho” fue el famoso mensaje de la primera dama peruana, Nadine Heredia, a través de la red social Twitter, el 19 de octubre pasado. Mensaje que afloró en medio de un entorno político muy enrarecido. Así, se tiene a un grupo de legisladores del partido de gobierno y de la oposición que cuentan con investigaciones judiciales pendientes; además de otros presuntos hechos y denuncias que denotan problemas éticos bastante graves y que atañen al corazón del nuevo poder político del Perú, atentando contra una imagen que recién está empezando a construir.

Más allá del revuelo en las huestes humalistas y entre los peruanos en general por las palabras escritas por la esposa del presidente, la elocuente y precisa expresión nos debe llevar a pensar y profundizar por qué es tan difícil caminar derecho en el Perú.

Esta famosa frase (por lo menos en mi país) y su resonancia mediática se me viene a la mente transitando por la Av. Paseo de la República -una de las principales vías rápidas de la capital peruana-, lugar en el cual se puede apreciar un gigantesco cartel publicitario que anuncia que el Perú debe ser un país sin problemas de corrupción. Mirando este anuncio, encuentro que los medios de comunicación parecen demostrarnos que aquel estadio de desarrollo es una situación bastante ajena a nuestra realidad y además, muy difícil de alcanzar.

En el Perú -como en otros países de la región- es muy común que se escuche acerca de sobornos o “comisiones especiales” a nivel empresarial, en nuestras relaciones locales de muchos tipos, o en el “día a día” de un peruano promedio (en temas más sensibles que los que tienen que ver solamente con el mundo de los negocios). Según Daniel Kaufmann, investigador principal del Brookings Institution de Estados Unidos, en un artículo aparecido en la web de la Agencia Peruana de Noticias, menciona que “los estudios indican que si no se atacan los problemas donde uno se está quedando atrás, que son el aspecto institucional, la gobernanza y la corrupción, el Perú no va a lograr seguir creciendo como lo ha hecho en los últimos cinco o seis años”. Esta organización de gran prestigio internacional nos delata la magnitud del problema que tenemos entre manos, que específica puntualmente, nos resta competitividad y nos hace menos desarrollados.

Veamos cómo sale el presidente Humala de esta primera gran crisis a la que se está enfrentando. Se trata de un golpe certero a una de las fuentes clave de su propuesta de gobierno. La forma en la que salga de este problema, será vital para el futuro de un gobierno que recién está empezando. Todos los peruanos estamos expectantes.

Por otro lado, según un artículo publicado en el diario El Comercio, la Sexta Encuesta Nacional sobre Corrupción de Pro Ética, elaborada por Ipsos Apoyo y publicada en 2010, aseguraba que más de la mitad de la población del Perú (51%) consideraba como principal problema del país la corrupción. El mismo artículo señala que esta opinión ha ido incrementándose en los últimos años, ya que para 2003, sólo 25% de la población le asignaba a la corrupción esta calificación. Además, para el mismo 2010, y según el mismo estudio, se pensaba que la corrupción de funcionarios y autoridades era el principal factor que impedía el desarrollo del Perú.

Este gran problema cobra aún más vigencia en estos días, ya que la inclusión social (que tiene su propio ministerio) y la lucha contra de la corrupción eran las dos puntas de lanza de la campaña presidencial del hoy presidente. Era muy difícil pensar que los escándalos de corrupción iban a explotar justo en la terna presidencial, es decir, en el propio corazón y cerebro del Poder Ejecutivo y del partido de gobierno.

El asunto empezó con escándalos en el Congreso, con una que otra denuncia en diversas esferas de la nueva estructura de poder que se está construyendo alrededor del partido de gobierno. Sin embargo, muchos jamás pensamos que uno de los vicepresidentes caería en presunciones de este tipo. Es más, menos el que se autoproclamaba como paladín de la justicia y la encarnación de la lucha contra la corrupción (aunque en beneficio de él, hay que considerar que el asunto aún no ha sido probado).

¿Es tan difícil caminar derecho en el Perú? Habría que hacerle la pregunta a nuestra clase política que cada vez nos sale con sorpresas y sorpresas y más sorpresas. Veamos cómo sale el presidente Humala de esta primera gran crisis a la que se está enfrentando. Se trata de un golpe certero a una de las fuentes clave de su propuesta de gobierno. La forma en la que salga de este problema, será vital para el futuro de un gobierno que recién está empezando. Todos los peruanos estamos expectantes.