Se sabe que el tema de 'computación en la nube' realmente tomó importancia cuando las principales publicaciones de negocios, como el Financial Times o Wall Street Journal, comenzaron a publicar notas acerca de su potencial para crear nuevas oportunidades de negocio global. Sin embargo, con demasiada frecuencia el "debate sobre la nube" se enmarca en la percepción de que para algunas empresas es innecesario, complejo y lento de implementar, y con beneficios que son difíciles de cuantificar.

Este razonamiento es el resultado de la perspectiva de la nube como una solución que se trata de “todo o nada” sin tener en cuenta su flexibilidad y capacidad de adaptarse más fácilmente a las necesidades del negocio, a medida que estas evolucionan. De hecho, cuando se trata de la nube, es importante recordar que un diseño único no tiene por qué ajustarse a todos los negocios.

Mientras que la computación en nube ha 'ganado sus medallas', hasta cierto punto, en el ámbito de la gestión y la implementación de aplicaciones, hay otros niveles más profundos dentro de una organización en los que todavía tiene el potencial de demostrar su valor. Para sistemas de misión crítica, una solución tradicional organizada podría tener sentido en las primeras etapas, pero tiende a carecer de la flexibilidad y la escala necesaria para adaptarse a los rápidos cambios que se están volviendo cada vez más comunes en las empresas modernas -bien sea debido a los alto picos en la demanda después de una campaña de marketing en línea, o a la necesidad de expandirse rápidamente a nuevos mercados y geografías.

En realidad, las nubes privadas van a coexistir con las nubes híbridas en las empresas en el futuro cercano, siempre y cuando las organizaciones tengan aplicaciones de misión crítica y datos que sean muy sensibles a ser manejados fuera de sus instalaciones.

Aquí es donde la nube híbrida entra en juego. La nube híbrida se define como el uso combinado de los activos de servidores compartidos y privados. Este enfoque de la nube aprovecha el poder de la red de la empresa y las inversiones existentes en tecnología, al mismo tiempo que añade la rápida escalabilidad y flexibilidad de la nube. En definitiva, vemos esto como un enfoque más sostenible, confiable, seguro, y más eficiente en términos de costos para muchas empresas en el largo plazo.

En realidad, las nubes privadas van a coexistir con las nubes híbridas en las empresas en el futuro cercano, siempre y cuando las organizaciones tengan aplicaciones de misión crítica y datos que sean muy sensibles a ser manejados fuera de sus instalaciones.  Sin embargo, este enfoque puede ser muy costoso en el largo plazo porque el sistema tiene que estar construido a la capacidad de carga máxima, lo cual es increíblemente ineficiente. Las nubes híbridas pueden cerrar la brecha, proporcionando una base para aplicaciones que requieren gestión en las instalaciones, al mismo tiempo que reducen el mantenimiento necesario para las aplicaciones que no son de misión crítica y pueden ser alojadas externamente.

Para muchas empresas que trabajan con un operador de red puede ser la forma ideal de hacer la transición a la nube paso a paso. Al poner la red en el centro de una oferta de nube, los operadores se encuentran en una sólida posición para garantizar que la solución se construya sobre una base de rendimiento, seguridad y escala. Una red robusta y confiable es el elemento que une los dispositivos y las aplicaciones, acelerando los procesos de negocios y la utilización de soluciones móviles. Capacidades como la movilidad, respaldo de seguridad y de recuperación de desastres, las aplicaciones y la seguridad basadas en la red se pueden incorporar en la solución y entregarse con una gama completa de acuerdos de nivel de servicio, soporte y facturación unificada.

Con la flexibilidad, escala y reducción de costos como una prioridad en los negocios, es probable que la transición a un modelo de nube, de alguna forma, se vuelva inevitable en el corto y mediano plazo.  El siguiente paso de mayor importancia para muchas organizaciones será encontrar un modelo de transición que haga el mejor uso de la infraestructura existente, sin dejar de construir en el potencial para las necesidades futuras, así como encontrar los socios proveedores adecuados para ayudar con el proceso.