Son muchos los papeles que desempeñan los bonos en una cartera. Uno de ellos es que los bonos sirven como amortiguador del mercado de acciones y son una fuente de ingresos predecible por el tiempo que uno elija y en las cantidades que tengamos pensado en función del riesgo que queramos asumir.

La renta fija de bajo riesgo y/o rendimiento conlleva una alta calificación crediticia. Es la primera manera de protegerse en este mercado.

Dentro del mercado de bonos, hay una subclase de activos muy particular que requiere de un análisis minucioso: la renta fija de alto riesgo y/o rendimiento, que conlleva una baja calificación y representa a todas las emisiones de compañías o gobiernos con una escala creciente de menor seguridad en la capacidad de repago.

Pero en un entorno de tipos de interés prácticamente nulos o extremadamente bajos como los que existen a día de hoy en Estados Unidos, el inversor puede obtener rendimientos mejores sin apartarse del mercado de renta fija, con un flujo de caja predecible en el tiempo.

Por eso, dentro del mercado de bonos, hay una subclase de activos muy particular que requiere de un análisis minucioso: la renta fija de alto riesgo y/o rendimiento, que conlleva una baja calificación y representa a todas las emisiones de compañías o gobiernos con una escala creciente de menor seguridad en la capacidad de repago.

En el mercado de emisiones high yield, los cambios son rápidos y los inversores anticipan mucho los hechos con mucha volatilidad. El mercado de bonos de altos rendimientos suele considerarse como un indicador adelantado de lo que va a suceder en el mercado de renta variable. A modo de ejemplo, en los años 2000 y 2007, los años anteriores a las dos mayores crisis bursátiles recientes (las punto.com y crisis financiera de hipotecas), se produjeron los rendimientos más altos.

Un alto rendimiento puede ser tentador, pero las inversiones que parecen atractivas de entrada deben ser analizadas en profundidad dado que nunca se dan "duros a pesetas" en los mercados. Emisiones más grandes y mercados más líquidos arbitran esta regla en el día a día y el precio tiende a acercarse al verdadero valor de un determinado riesgo de crédito.

El corte en la escala de calificaciones es arbitrario y no es más que una pura convención para la que las calificadoras de riesgo se han puesto de acuerdo: la calificación BBB- define en qué mundo se encuentra la compañía, y si es una deuda calificada por algunas de las tres agencias calificadoras con un grado de inversión o bien con la calificación de “bono basura”. De BBB- (inclusive) hacia arriba el inversor posee una mayor probabilidad de cobro y asume un riesgo menor y viceversa. Por debajo de BBB-, en el que el inversor debería analizar con mayor cuidado en qué está invirtiendo dados los distintos riesgos que asume, en especial el riesgo de crédito o la posibilidad de un default de la deuda.

El default es el incumplimiento de los términos del contrato de deuda original entre el acreedor y el inversor, en cualquiera de sus particularidades (montos, moneda de pago, plazos o tasa de interés, legislación, lugar de pago, entre otros factores).

Para evitar involucrarnos en un hecho puntual de default de una compañía concreta que nos traerá más de un dolor de cabeza, ya sea que la empresa quiebre o que anuncie una reestructuración de su deuda para poder seguir adelante, existe una manera de seguir estando invertido en esta clase de activo líquida y con una alta rentabilidad, pero asumiendo menos riesgos.

ETFs de High Yield. Hay que diversificar la inversión. Existen muchos fondos comunes de inversión que lo hacen, pero con ciertas particularidades, como la no posibilidad de rescatar antes de determinado plazo de permanencia (lo puede hacer, pero a costa de un punitorio) o bien la discrecionalidad del administrador que puede terminar perdiendo terreno frente a los índices de referencia, entre otros.

Por eso la industria de los ETFs de bonos de alta renta ha florecido. Se trata de ETFs que pagan “dividendos”, fondos cotizados que acumulan cupones y los pagan al inversor en forma periódica, en muchos de los casos en forma mensual.

El primer ETF que deberíamos tener en cuenta es precisamente el más capitalizado. Con más de 14.000 millones de dólares, el ISHARES Iboxx High Yield Corporate Bond ETF (HYG) es el ETF más grande de bonos corporativos de alta renta. La correlación con el S&P 500 es del 68%, por lo que se trata de una inversión de riesgo casi tanto como las acciones estadounidenses. Dicha correlación se verifica históricamente y rompe con la tradicional exposición en activos de menor riesgo que las acciones. El inversor debe saber que el riesgo que corre es muy similar en el sentido de que no diversifica ni utiliza coberturas para protegerse contra peligros como la inflación, a lo sumo posee una menor volatilidad (6,4%).

Posee un rendimiento indicativo para los próximos doce meses del 5,24% que se paga de forma mensual. Debe tenerse en cuenta que el inversor debe pagar el 30% de impuesto a los dividendos, ya que al ser ETF, los pagos de cupones se consideran “dividendos” como en las acciones.

Incorpora como principales tenencias a bonos de Sprint Nextel 2023 y 2018, First Data 2021, Chrysler 2021, HCA 2020, Reynolds 2020, entre muchos otros, y nunca por más de medio punto porcentual de peso en la cartera compuesta de 1000 bonos. Se diluye así un posible default de algún emisor.

El segundo en la lista, y con un rendimiento, performance y correlación muy alta es el SPDR Barclays High Yield Bond ETF (JNK). El inversor debe considerar el hecho que el 17% de la exposición de la cartera es en empresas de petróleo y gas, muchas de ellas afectadas por una coyuntura de bajos precios que podría elevar la tasa de defaults sobre el total de emisiones a futuro.

El tercero en la lista es el Powershares Senior Loan (BKLN), que posee unos 127 activos y que rinde mucho menos, el 3,82% anual, pero con menos volatilidad debido a que las tenencias son de préstamos bancarios apalancados de empresas de baja calificación, o notas cortas. Paga cupones dos veces al año, cada seis meses.

Otra alternativa de high yield es el SPDR Barclays Short-Term High Yield Bond ETF (SJNK), de bonos de entre 0 y 5 años de vencimiento. Con un rendimiento esperado de 5,52%, el foco son bonos a cuatro años con unas 521 tenencias a la fecha de entrega de este análisis. Me gusta este ETF por su menor volatilidad que los dos primeros. Es muy similar al PIMCO 0-5 Year H/Y Corp Bond (HYS), aunque este último posee un poco más de rentabilidad y de volatilidad.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.es.