La pandemia, de la mano de las nuevas tecnologías, está transformando la forma de trabajar. Este nuevo mundo laboral está rodeado principalmente de cinco tendencias: trabajo híbrido; inteligencia; metaverso; cloud; y máquinas+humanos.

El trabajo híbrido se refiere a la mezcla entre trabajo presencial y digital. Las empresas deberán avanzar hacia la combinación eficiente entre ambos mundos, con un fuerte foco en la flexibilidad y la interacción continua con sus colaboradores.

La inteligencia se relaciona con cómo las empresas deberán aplicar las nuevas tecnologías para impulsar espacios de trabajo “inteligentes”. Un lugar de trabajo de este tipo integra tecnologías centradas en las personas y en su forma de trabajar, como sensores, cámaras, sistemas de programación y reserva, señalización digital, iluminación conectada y sistemas de audio y videoconferencia. Un lugar de trabajo inteligente puede mejorar la experiencia de los trabajadores y los invitados, al tiempo que mejora las operaciones.

La inteligencia está íntimamente relacionada con la tercera tendencia, cloud. La nube está en el centro del futuro del trabajo porque permite alcanzar tres elementos clave: integración, conectividad y data. En cuanto a la integración, los trabajadores suelen tener que enfrentarse a un entorno fragmentado, con docenas de soluciones en silos que se utilizan para diferentes actividades diarias. Es necesario que las empresas construyan a través de cloud plataformas integradas. Así, en lugar de tener que ir a 20 aplicaciones diferentes para hacer su trabajo, pueden acceder a las herramientas que necesitan a través de su correo electrónico o la herramienta que más utilizan.

En cuanto a la conectividad, cloud permite hoy reducir la fricción en el lugar de trabajo. Y a medida que todo se conecta, se abren cada vez más oportunidades. Cuando los activos y sistemas en el lugar de trabajo son capaces de reunir y transmitir datos, el conocimiento de la información se transforma. Tomemos algo como el uso de espacios. En el pasado, si querían entender cómo se utilizaban sus edificios, las organizaciones tenían que emplear a personas para recorrer las plantas, validando que los escritorios estuvieran ocupados, que las salas de reuniones se utilizaban, y demás. Pero gracias a la nube, ahora es relativamente sencillo conectar los puntos entre diferentes sistemas, averiguar quién está haciendo qué y dónde, en cualquier momento, y analizar esta información en tiempo real.

Incluso las empresas pueden hoy construir un "gemelo digital" (una representación digital en tiempo real) de todo su lugar de trabajo físico. Los conocimientos generados pueden ser transformadores, no solo para el uso eficiente de la infraestructura física, sino también para otras actividades, como la planificación de la capacidad, el consumo de energía, y la aplicación de protocolos COVID.

En cuanto a la data, con las modernas tecnologías de análisis, cada vez es más posible extraer señales de los colaboradores y del gran volumen de información. De hecho, es probable que pronto podamos construir gemelos digitales en tiempo real de personas, al igual que hacemos con los edificios y los sistemas. De esa forma podemos identificar qué capacidades necesita potenciar o cuáles son sus principales talentos.

Así también, si se dispone de los datos adecuados, en tiempo real, y del modelo correcto de datos, pronto será posible desarrollar sistemas que puedan detectar las señales de agotamiento o insatisfacción de los trabajadores en el momento en que se producen -quizá incluso antes de que el individuo se dé cuenta- e intervenir en consecuencia.

La tercera tendencia que marcará el futuro del trabajo es el metaverso, una evolución del internet que permite al usuario ir más allá de la "navegación" y pasar a "participar y/o habitar" en una experiencia compartida, que abarca desde nuestro mundo real hasta el totalmente virtual y el intermedio. Es un lugar donde la gente puede reunirse e interactuar, y donde se pueden crear, comprar y vender activos digitales (terrenos, edificios, objetos, avatares e incluso nombres).

Esta evolución del Internet se llama Web 3.0. Aquí los ordenadores serán capaces de analizar todo el contenido, los vínculos y las transacciones entre personas y computadores. En la Web 3.0, los mecanismos cotidianos del comercio, la burocracia y la vida diaria serán manejados por máquinas que hablan con máquinas.

La pandemia y la consecuente llegada del trabajo híbrido "en cualquier lugar" han desafiado a las empresas a encontrar nuevas formas de conectar fuerzas de trabajo muy distribuidas. El metaverso promete ir más allá del correo electrónico, la videoconferencia y el chat para crear un centro de gravedad digital para organizaciones y equipos. En el caso de Accenture, por ejemplo, hemos creado One Accenture Park, un mundo metaverso donde recibimos a todos los nuevos colaboradores donde se reúnen para conocerse y aprender sobre la compañía.

Con el tiempo, el metaverso podría ofrecer la oportunidad de controlar de cerca la salud y el bienestar de los empleados. El cansancio de los colaboradores podría controlarse a través de dispositivos y wearables como las gafas inteligentes. En cuanto al aprendizaje, el metaverso podría ser un espacio valioso para que las empresas formen a sus empleados en un entorno colaborativo, en tiempo real y "como en la vida". En el futuro, el metaverso podría aportar capacidades críticas más allá del aprendizaje corporativo en el sector educativo, facilitando un modelo híbrido de aprendizaje a distancia.

La quinta tendencia, máquinas + humanos, se refiere a que en un futuro cada vez más próximo, las personas deberán trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. De acuerdo con un estudio reciente de Accenture y País Digital, en Chile, el 38% de los roles serán automatizados hacia 2030, sin embargo, tenemos la oportunidad de potenciar el 51% de los roles si preparamos hoy a las personas para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. Entonces, la tecnología tiene el poder de potenciar el talento humano.

La acelerada digitalización que nos dejó la pandemia ha generado muchas oportunidades para crear una nueva sociedad. Entonces, el desafío país es realizar un trabajo conjunto entre el sector público, privado y académico para impulsar una estrategia que nos permita capturar todo el valor que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Según el estudio de Accenture y País Digital, si impulsamos la estrategia correcta podríamos agregar US$ 13.000 millones al PIB de Chile hacia 2030. Entonces, el momento de avanzar es ahora.