El desafío es ambicioso, la urgencia permanente y la oportunidad está en nuestras manos. Chile es un país privilegiado para la generación de energías renovables. Nuestra geografía, fuentes naturales y entorno único en el mundo, nos llaman no solo a promover y empujar con decisión el uso de energías alternativas, sino también a liderar de una vez por todas la generación de energías limpias a nivel global.

Es que tenemos los elementos necesarios que nos regala la naturaleza para transformar nuestra matriz eléctrica, y así, hacer realidad esta anhelada apuesta. Más aún, cuando dependemos de combustibles fósiles importados y contaminantes, además de grandes centrales hidroeléctricas que están lidiando con la megasequía que nos mantiene al borde del racionamiento de agua.

Pero desde el implacable sol que ilumina el desierto de Atacama, el viento indómito que penetra en los valles, el mar que emerge en nuestras costas y el calor que aflora desde las entrañas de la tierra, todos ellos, en su conjunto, son el corolario perfecto para transformarnos en los líderes mundiales de generación de energía limpia.

De hecho, en la última versión del "New Energy Finance Climascope", elaborado por Bloomberg New Energy Finance y el Banco Interamericano de Desarrollo, Chile alcanzó el primer lugar en inversión de energías renovables y en la lucha contra el cambio climático, en América Latina y el Caribe.

Desde el implacable sol que ilumina el desierto de Atacama, el viento indómito que penetra en los valles, el mar que emerge en nuestras costas y el calor que aflora desde las entrañas de la tierra, todos ellos, en su conjunto, son el corolario perfecto para transformarnos en los líderes mundiales de generación de energía limpia.

Chile hoy tiene una meta de ser carbono neutral en 2050, y la crisis de contaminación y el evidente cambio climático nos instan a seguir en el camino de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre estos objetivos encontramos la búsqueda de una energía asequible y no contaminante, como es la energía renovable.

El camino trazado no ha sido fácil, y el reto es aún mayor, ya que nos hemos puesto como propósito país que para el año 2050 el 70% de la energía que se consume provenga de fuentes como la fotovoltaica o la eólica, lo que se suma al anunciado plan de descarbonización. Algo ya se ha realizado: de acuerdo al informe "Tendencias Globales en la inversión en energías renovables 2019", publicado antes de la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU, Chile ha invertido más de US$14.000 en capacidad de energías renovables durante esta década.

Actualmente, hay unos US$6.700 millones en construcción de plantas eólicas, fotovoltaicas e hidráulicas de pasada, por más de 2.400 megavatios, por ende, las acciones se están tomando; existe una decisión política transversal al respecto, sin embargo, enfrentamos un enorme desafío, contar con recursos suficientes, públicos y privados, que alcancen el esperado desarrollo, sumado a la presión de la ciudadanía, que exige hoy más que nunca generación de energía amigable con el medioambiente y las comunidades.