En muchos sentidos, la historia ha sido muy dura en el estado mexicano de Chiapas, al suroeste del país, hogar de la mayor población indígena de México. La pobreza ha sido persistente y dicho Estado ha ido a la zaga en la mayoría de los indicadores socioeconómicos.

Sin embargo, recientemente, Chiapas ha liderado el establecimiento de un programa para mejorar la vida de sus ciudadanos. En 2009, el Estado aprobó la Agenda Chiapas-ONU a la vez que enmendaba su Constitución, por lo que es el primer Estado del mundo en exigir una política social acorde con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Como resultado, la lucha contra la pobreza y sus causas se convirtió en una prioridad en Chiapas, con un fuerte énfasis en las iniciativas para mejorar la salud, la educación, la sostenibilidad ambiental y el hambre extrema.

A raíz de esta enmienda constitucional, el gasto público por parte del gobierno a escala federal, estatal y local siguió las prioridades de los ODM, y ha producido  algunos resultados impresionantes en un corto período de tiempo.

De 2008 a 2010, Chiapas ha experimentado progresos en la educación, caracterizados por mayores tasas de alfabetización y matrícula escolar. Durante el mismo período, el Estado registró también el más rápido aumento de la esperanza de vida al nacer.

De 2008 a 2010, Chiapas ha experimentado progresos en la educación, caracterizados por mayores tasas de alfabetización y matrícula escolar. Durante el mismo período, el Estado registró también el más rápido aumento de la esperanza de vida al nacer.

Muchas comunidades indígenas de Chiapas estuvieron en el origen del levantamiento zapatista en la década de 1990, que consiguió nuevos derechos para los pueblos indígenas, pero que también dividió y desplazó a gran parte de la población indígena del Estado.

Sin embargo, esta política orientada por los ODM contribuyó a la adopción de una reciente ley que aborda el tema del desplazamiento interno de los pueblos indígenas. Asimismo, dio lugar a esfuerzos concertados para fomentar las partidas de nacimiento entre los pueblos indígenas.

A pesar de que todavía está en la lucha por eliminar la extrema pobreza, sobre todo entre las comunidades indígenas, Chiapas representa un claro ejemplo de que el cambio es posible si los gobiernos, la sociedad civil y las personas están dispuestos a hacerlo suyo. Hoy, Chiapas no sólo es un mejor lugar para vivir, sino que está también en camino hacia mejores condiciones de vida.

*Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum del PNUD.