"No me lleves todavía"
(Plegaria de Hugo Chávez, abril 2012)
Hugo Chávez es mortal. Su proyecto bolivariano y la idea de gobernar seis años más Venezuela quedarán coartados y no será por el malvado imperio al que tanto ha dicho despreciar, Estados Unidos. Será a causa del cáncer.
Seis años después seguimos viendo la eventual foto que da a conocer el gobierno cubano de Fidel posando con el periódico del día. Fidel ha tenido que ver la imagen de su hijo político, Hugo Chávez, deteriorarse por este cáncer que no se ha querido explicar bien a bien a la opinión pública.
Tras una serie de idas y venidas a Cuba para tratamientos médicos, este último viaje lo regresó a Caracas para anunciar que el cáncer que le diagnosticaron en junio de 2011 está de vuelta y que tiene que ser operado una vez más.
En un acto solemne, transmitido por televisión, con la presencia de su gabinete, Chávez ha pedido que si algo le pasa en esta cuarta operación, quede en su lugar el vicepresidente Nicolás Maduro, quien constitucionalmente puede hacerlo, pero sólo por 30 días, mientras convoca a nuevas elecciones.
Hace años dijo el político brasileño José Sarney, que a Chávez, para ser Castro, le faltaba historia y le sobraba petróleo. Ahora sabemos que también le falta salud.
Fidel Castro le cedió el poder a su hermano Raúl desde el año 2006, tras dar a conocer que estaba delicado de salud. El primer sorprendido por este anuncio seguramente fue él, quien se creía inmortal. No en vano está la anécdota de cuando le regalaron una tortuga de los Galápagos -esas que tienen un promedio de vida de 150 años- y que al momento de recibirla, Fidel se lamentó: “me gusta demasiado… el problema será encariñarme con ella y que luego muera”.
Cuando el anuncio de la enfermedad de Fidel, la mortalidad de uno de los íconos del siglo XX quedó clara y se pensaba que era cuestión de días, en caso positivo, o meses, a lo mucho, para que muriese.
Seis años después seguimos viendo la eventual foto que da a conocer el gobierno cubano de Fidel posando con el periódico del día. Fidel ha tenido que ver la imagen de su hijo político, Hugo Chávez, deteriorarse por este cáncer que no se ha querido explicar bien a bien a la opinión pública.
Un cáncer que no impidió que Chávez ganara las elecciones del pasado 10 de octubre, al carismático candidato único de la oposición, Hernique Capriles.
Un cáncer que no limitó el discurso del presidente venezolano quien, al arranque de ésta, la más reciente campaña por la reelección, declarara: “Ya yo siento, a estas alturas, que Chávez no soy yo, que Chávez es un pueblo [...] Yo ya no soy yo, en verdad. Yo soy un pueblo, así lo siento, yo me siento encarnado en ustedes. Todos ustedes son Chávez [...] Todos somos Chávez”.
Afortunadamente esas palabras no fueron más que una muestra adicional del mesianismo del presidente venezolano, que se ha valido de todo el aparato del Estado para construir un mito sobre su persona. Una muestra del Castro wanna-be que se queda corto en muchos aspectos, incluyendo en la salud.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.