Hace algunos meses se anunció del proyecto de ampliación de Larcomar, uno de los centros comerciales emblemáticos de Lima, debido principalmente a su privilegiada ubicación en el distrito de Miraflores, ya que cuenta con una vista espectacular del Océano Pacífico. Las cifras de inversión hablan de una suma cercana a los US$20 millones. Se dice que la nueva oferta de este centro comercial estará orientada al sector gastronómico y de moda, así se espera que Larcomar para el año 2012 llegue a las 500.000 visitas mensuales, de las cuales 16% deberían ser turistas.

Es evidente que existe una relación directa entre el crecimiento económico en el que estamos inmersos en los últimos años y la inauguración (y ampliación) de centros comerciales. Esta suerte de “milagro peruano” ha potenciado el desarrollo del retail moderno de manera contundente. Así, centros comerciales, tiendas por departamento, supermercados y otros tipos de establecimientos de venta directa al cliente han crecido contundentemente en la última década.

De esta forma, el panorama de nuestras ciudades ha variado notablemente, apreciándose un mayor movimiento comercial y una mayor imagen de modernidad. Además, el mayor consumo de productos no sólo de calidad, sino también “de marca”, en el que están involucrados todos los peruanos de casi todos los NSE (obviamente dejamos de lado a los que se encuentran en pobreza extrema), produce que el retail moderno se convierta en una suerte de vitrina donde los consumidores encuentran lo que sus deseos aspiracionales demandan.

En esta línea, los centros comerciales se han convertido en lugares de visita obligada para gran parte de los peruanos, ya sea para realizar compras o, simplemente, para pasear. Los mismos han pasado de siete en el año 2000, a más de 40 en 2011. Según la Asociación de Centros Comerciales y Entretenimiento del Perú (Accep), se ha pasado de seis centros en Lima y uno en provincias en 2000, a 23 en Lima y 14 en provincias para el 2010. La misma fuente, señala una evolución en ventas de US$1.760 millones para el 2000, a US$3.213 millones para el 2010. Real Plaza del Grupo Interbank, Mall Aventura Plaza -de las chilenas Falabella y Ripley-, el grupo chileno Altas Cumbres, la chilena Parque Arauco,  Grupo Wiese, Grupo Brescia, Grupo Romero, entre otros, son los grandes jugadores del sector que anuncian aproximadamente 20 nuevos centros comerciales en los siguientes dos años.

Los centros comerciales transforman sus zonas de influencia. Cuatro son los casos más emblemáticos de nuestra capital: Mega Plaza, el mencionado Larco Mar, Plaza San Miguel y el Jockey Plaza.

En Lima, además de los tradicionales Plaza San Miguel, Jockey Plaza y Mega Plaza, se han originado una gama de centros comerciales que explotan la necesidad de consumo y de modernidad de diversas zonas de la capital como Chorrillos, Surquillo, San Borja, El Callao, Lima Norte en general, entre otros; así, cada zona de la capital cuenta con alguna oferta de este tipo y este fenómeno se está trasladando rápidamente a provincias.

Con aproximadamente un solo centro comercial por cada millón de habitantes, frente a cifras como 2,8 en Chile, 3,5 en Colombia o 2,1 en Ecuador; más las proyecciones alentadoras de la economía peruana que, según cifras oficiales, estaría bordeando el 7% para el 2012, se puede estimar un crecimiento continuo aunque ciertamente afectado por los efectos de la crisis europea y estadounidense en nuestra economía, influencia a la que debemos prestar mucha atención.

Los centros comerciales transforman sus zonas de influencia. Cuatro son los casos más emblemáticos de nuestra capital: Mega Plaza, el mencionado Larco Mar, Plaza San Miguel y el Jockey Plaza. El primero es paradigmático porque consideró dentro de su público objetivo a sectores que -hasta antes de su ingreso- fueron dejados de lado drásticamente por el sector empresarial tradicional; se trató de una propuesta comercial que se dirigió a NSE bajos cuando históricamente en el Perú los proyectos de retail moderno estaban enfocados hacia los estratos más altos. Larcomar transformó Miraflores y con su proyecto de ampliación lo seguirá haciendo (aunque esperamos que se haya desarrollado un estudio serio acerca de su diseño y su relación con su entorno). Plaza San Miguel y el Jockey Plaza son ejes de desarrollo comercial y urbano de sus respectivos distritos, de manera que ambos han potenciado el atractivo de sus zonas de influencia. Otro caso destacado se puede observar en la ciudad de Arequipa, que cuenta con Parque Lambramani, uno de los centros comerciales de diseño más atractivo del país, y así se podrían seguir enumerando casos.

Es innegable el impacto positivo de los centros comerciales en nuestra economía. Más allá del consumismo, que es producto de la propia irresponsabilidad de los compradores, se trata de símbolos de dinamismo económico y su avance puede ser visto como un indicador de desarrollo y modernidad. Sin embargo, su diseño arquitectónico, sus planes de seguridad, vías de acceso y el respeto por sus vecinos más cercanos, son tareas que podrían desarrollarse con mayor eficiencia, en aras de una urbe más ordenada y civilizada.