Ceremonias de conmemoración, ferias, servicios de iglesia, congresos, conciertos, torneos de tenis, carreras de bicicleta, maratones y muchos otros eventos importantes han sido cancelados debido al coronavirus en las últimas semanas. El virus, que también lleva el nombre de Sars-CoV-2 se ha vuelto un virus omnipresente. El número de casos está aumentando rápidamente en muchos países, entre ellos, Alemania. Sin embargo, algunos de los mayores eventos masivos en este país se están llevando a cabo como si no hubiera pasado nada. Por ejemplo, la Bundesliga ha ignorado durante semanas el peligro que representa el coronavirus.

El fin de semana pasado, 363.043 espectadores asistieron en total a los nueve partidos de la principal liga de fútbol de Alemania. Los hinchas se aglutinaron en las tribunas y luego regresaron a casa con sus familias, volvieron al trabajo, a la universidad o a la escuela. No podría ser más fácil para el virus. Hasta ahora, todo lo que se habló sobre el coronavirus han sido palabras en vano ("Nos tomamos la situación en serio") o medidas engañosas, como prohibir las selfies entre los jugadores y los fans.

Todos los implicados evitaron hasta ahora tomar medidas efectivas para contener la propagación del virus que asusta a todos. Mientras que en Francia o Italia los partidos se juegan sin público, miles y miles de personas se dirigieron al estadio este lunes por la noche en Stuttgart, el marte, en Leipzig y, quizás, también el miércoles en Mönchengladbach. Después de todo lo que sabemos del patógeno, esto es absolutamente irresponsable.

Los virólogos advierten, la Bundesliga no escucha

Es un juego cínico con la salud de la gente, que se realiza también por consideraciones económicas, debido a que los partidos sin público cuestan mucho dinero. Casi todos los clubes se han comprometido en sus términos y condiciones generales a reembolsar las entradas de sus aficionados en este tipo de casos.

En realidad, la crisis ocasionada por el coronavirus no llegó a Alemania de un día para el otro. Desde inicios del 2020 hubo informes sobre la propagación del COVID-19 en China. Hace seis semanas se informó del primer caso en Alemania, donde actualmente hay más de 1000 pacientes contagiados, número que está aumentando rápidamente. Hace casi dos semanas, y en entrevista con DW, el virólogo Jonas Schmidt-Chanasit exigió que se cancelaran los partidos de la Bundesliga. La Liga Alemana de Fútbol (DFL) ignoró la advertencia. En respuesta, la DFL le dejó la tarea a las autoridades y a la política.

Y estas están haciendo lo mismo. "Si se juega sin público o no se juega, es una decisión del club, no mía", afirmó Karl-Josef Laumann al medio alemán ARD. Laumann es el ministro de Salud de Renania del Norte-Westfalia, el estado más afectado de Alemania. Y así, todos se pasan la responsabilidad unos a otros. "Me parece consecuentemente inconsecuente lo que estamos haciendo en este momento", declaró Horst Heldt, director deportivo del FC Colonia, y dio en el clavo. Sin embargo, también espera una decisión de otra autoridad, y no considera que su club, que está en medio del área de propagación del virus, tenga una obligación.

El negocio debe continuar

Es un juego cínico con la salud de la gente, que se realiza también por consideraciones económicas, debido a que los partidos sin público cuestan mucho dinero. Casi todos los clubes se han comprometido en sus términos y condiciones generales a reembolsar las entradas de sus aficionados en este tipo de casos. Además, los clubes pierden ingresos de mercadeo o de servicios de gastronomía. En total, las ganancias de los jugadores ascienden a 520 millones de euros por temporada (temporada 2018/2019). Cuando el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dice ahora que "la salud es más importante que cualquier partido de fútbol", uno puede dudar con seguridad de la sinceridad de tales declaraciones.

Incluso ahora, que el fútbol alemán, tras muchas vacilaciones, decidió jugar partidos sin público, la decisión de frenar eficientemente al virus llega demasiado tarde. Por lo demás, también es "consecuentemente inconsecuente", porque los profesionales, entrenadores y personal de apoyo pueden infectarse entre sí. Para estar seguros, la DFL lo ha dejado claro una vez más durante el fin de semana: "No hay duda de que la temporada debe terminar a mediados de mayo como estaba previsto". El negocio debe continuar.