W. me escribe con frecuencia desde... muchas partes, es una viajera incansable y como tal conoce casi todos los países a los que me refiero en mis artículos. Alguien dijo que el mundo es como un libro y que los que no viajan solo han leído una página de él. Pero, añado yo, hay que saber leer. Conozco algunas personas que han estado en muchos países, pero no los han conocido y menos entendido. Mi estimada correspondiente sí que sabe leer paisajes y pueblos. Cada carta suya me ilustra y enriquece. No la conozco personalmente, de su vida sé casi nada, pero tengo con ella más identidad de lo que pudiera tener con una vecina o una compañera de trabajo. Internet, maravillosa creación que nos permite estar en contacto.

En la reflexión que titulé ‘El rey de los elefantes’, publicada el viernes último en Diario El Universo, me refería a Botsuana, uno de los países más adelantados del África subsahariana. ¡Y claro, W. había estado allí! Me escribe narrando que en el mes que había permanecido en esa república africana le impresionó “la tranquilidad y prosperidad” que se respira. Cuenta que al llegar a Gaborone, la capital botsuana, un letrerito pide disculpas por ser “solamente” el sexto país menos corrupto del mundo, advirtiendo que se esfuerzan por ser el primero. Pero tienen casinos, en ese país se toman en serio lo del turismo, sin beaterías noveleras. Hay que notar que dos terceras partes del territorio de Botsuana están en el desierto del Kalahari.

A W. no le gustan la caza ni la monarquía, igual que a este columnista, pero en lo personal pienso que ambas deben ser toleradas, si no atentan contra las instituciones republicanas, ni contra el derecho de la humanidad a tener una naturaleza íntegra y sana. Cuenta mi andariega amiga que en un safari en Botsuana firmó el guest book, en la misma página que Chelsea y Bill Clinton. Creo que el lector sabe que un safari no necesariamente es una cacería, pudiendo ser solo una expedición para observación y fotografía de fauna salvaje. Son aventuras para los verdaderos valientes, porque hay que tener más valor para enfrentarse a las fieras con una cámara que un rifle.

Señala W. que a diferencia de sus vecinos, Botsuana es un país muy seguro. En efecto, comparo lo que mi amiga cuenta, con lo que sucede en el vecino Zimbabue, mucho más rico en recursos, pero asolado por una dictadura socialista. El PIB per cápita botsuano es de 17.200 dólares, mientras que el zimbabuense es de 491. El sistema de Botsuana tiene importantes particularidades, pero debe ser definido como republicano y capitalista, lo que demuestra que esta forma de organización funciona independientemente del continente en que se implemente. Todavía a esa república le queda muchísimo por recorrer (¿y a qué país no?), pero su caso es un mentís rotundo al racismo, al estatismo y a la tiranía.

Señala W. que a diferencia de sus vecinos, Botsuana es un país muy seguro. En efecto, comparo lo que mi amiga cuenta, con lo que sucede en el vecino Zimbabue, mucho más rico en recursos, pero asolado por una dictadura socialista.

*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo,com.