Había dos fiestas programadas el pasado domingo en París. Una en la Plaza de la Concordia, la otra en la de la Bastilla. La primera era de Nicolas Sarkozy y se canceló.

Sarkozy fue derrotado por Flanby. Así, en honor a una marca conocida de flan, le llaman al vencedor de las elecciones de y próximo presidente de Francia, François Hollande, quien sí festejó en La Bastilla.

Cincuenta y dos por ciento del electorado favoreció a Hollande y 48% al presidente Sarkozy. La izquierda regresa al poder después de la salida de François Mitterrand, hace 17 años.

Sarkozy sale como el único presidente de la Quinta República francesa que no gana su intento de reelegirse desde que Valéry Giscard d’Estaing perdiera la elección de 1981 frente a Mitterrand.

La realidad es que Hollande casi no entusiasma ni a los franceses, que tal parece que votaron más en contra de Sarkozy que en favor del socialista.

Sarkozy perdió por dos razones, una interna y una externa. La interna es que los franceses no soportan la personalidad del hiperactivo político. No les gusta su estilo poco europeo y poco francés. No soportan su falta de cultura, que lo llevó en un lapsus a equivocar el nombre del escritor Albert Camus.

Nicolas Sarkozy ganó las elecciones presidenciales de 2007 prometiendo a los franceses la gran ruptura y una revolución liberal. Cinco años después, Francia perdió su triple A, dejando en claro que Alemania es mucho más fuerte que Francia, lo que les parece imperdonable a los galos.

La deuda pública es de 89% del PIB, el paro laboral ha sumado a un millón de personas y el déficit está en 5,2% mientras el país crece 1%. Sarko entrega en términos económicos a una Francia más débil.

La segunda razón, la externa, tiene que ver con esta debilidad. Sarko es una víctima más de la crisis del euro. Ya salió Berlusconi de Italia; Papandreu de Grecia y Zapatero de España. Ahora fue el turno de Sarkozy.

Lo curioso es que Hollande no parece que vaya a ser mejor que Sarko para lidiar con los problemas económicos. El semanario inglés The Economist editorializó previo a la segunda vuelta que sería mejor que ganara Sarkozy. Aun cuando reconoce que su balance reformista ha sido mediocre, su editorial recalca que Hollande es “muy peligroso para Francia y para Europa porque quiere mantener a toda costa el Estado social más caro del continente”, que cuesta 56% del PIB.

O sea, Hollande es visto como un peligro para Francia por los británicos. También por los alemanes, que verán cómo ahora todo lo trabajado por la dupla Merkozy para sacar al euro de la crisis se tiene que replantear.

La realidad es que Hollande casi no entusiasma ni a los franceses, que tal parece que votaron más en contra de Sarkozy que en favor del socialista.

Hasta antes de que se realizara ayer el debate entre presidenciables de México, para debates como ejemplo, el que sostuvieron Sarko y Hollande el miércoles. Aquí se puede ver una probadita de lo que fue sólo el principio.

Y aquí de algunos momentos álgidos del debate (aunque el video tiene un poco de desfase en el audio).

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.