Este 20 de agosto, las cosas se despejaron con cierta rapidez y aquello que se veía -y se vendía- como un discurso aséptico, lejano, difuso y ecléctico por parte de EE.UU., se develó al fin con claridad, a pocos días de la reunión de la OEA que tratará un tema que viene bastante cargado contra la conducta medieval de algunas potencias imperiales: para Washington, el caso Assange no solo que no es ajeno, está en su agenda internacional y atraviesa la política doméstica de seguridad nacional. Esta constatación no es asunto de poca monta y traslada el problema del asilo ecuatoriano al fundador de Wikileaks a un escenario más escabroso, difícil y de compleja solución. En todo caso, una vez que se ha corrido el velo, se entiende la conducta de EE.UU. y se agradece que su actuación ya no se oculte entre las cortinas. Ahora sí podemos decir: todos los actores están dispuestos sobre el tablado y empieza el segundo acto de esta función.

Para empezar, hay un hecho notable: el editorial central del siempre influyente The Washington Post (WP), el diario que mejor reproduce el eco del poder estadounidense (ver el texto en inglés en las siguientes líneas). Al cuestionar a Rafael Correa por el asilo otorgado a Julian Assange, el WP se pregunta si vale la pena esa decisión frente al alto riesgo de afectar las buenas relaciones económicas entre Ecuador y EE.UU. La amenaza del diario proferida en términos de pregunta -sin duda, un nítido reflejo de lo que Washington realmente piensa al respecto-, es un acto político hostil y un grosero despropósito mediático. Pero más allá de eso, muestra hasta dónde ha irritado el caso Assange en las esferas dominantes de EE.UU., y hasta dónde Assange, como personaje mediático, se ha escapado del acartonado molde del poder imperial. No es ajeno a todo esto que Washington reaccionara ante el discurso casi incendiario que pronunció el propio Assange, estrenándose como perseguido político desde el balcón de la Embajada ecuatoriana en Londres. De hecho, sus dardos más afilados fueron lanzados contra el Nobel de la Paz (Obama, por si alguien se olvidó), contra su taimada política persecutoria, contra su doble discurso frente a la libertad de opinión y el imparable ataque a Wikileaks..., contra el imperio en definitiva.

Les dejo con dos documentos para seguir enriqueciendo la lectura de un tema que interesa e importa: 1. El editorial del WP al que me referí líneas arriba. 2. El análisis conciso, claro y directo de Julio Aliaga, periodista latinoamericano radicado en Washington:

1.- EL (¿CÉLEBRE?) EDITORIAL DEL WASHINGTON POST

The Post’s View
Ecuador gambles on WikiLeaks founder Assange
By Editorial Board, Published: August 20

JUST ABOUT eight weeks ago, Julian Assange -the WikiLeaks founder and self-styled victim of an imagined international political conspiracy- sought asylum in the Ecuadoran Embassy in London. After Britain’s Supreme Court refused his appeal against extradition to Sweden, where Mr. Assange is wanted for questioning on alleged sex crimes, the 41-year-old Australian hacker broke his bail conditions and fled to the embassy, a few hundred yards from Harrods department store. Last week, Ecuador granted his asylum request.

Ahora sí podemos decir: todos los actores están dispuestos sobre el tablado y empieza el segundo acto de esta función.

Given that British authorities are sure to arrest Mr. Assange the minute he steps outside embassy premises, what this arrangement gives him is essentially imprisonment without a sentence. More interesting is what advantage Ecuador envisions from protecting an alleged sex criminal who was allowed to exhaust his legal options in one democracy and would be allowed to do the same in another.

Mr. Assange claims that extradition to Sweden will result in his being turned over to the United States, which, because of its embarrassment over the secret diplomatic cables and military logs WikiLeaks made public, might subject him to the death penalty. At a news conference of sorts on Sunday, in which Mr. Assange was careful not to stick too far out from the Ecuadoran Embassy’s balcony, he went so far as to call on the United States to end its “witch hunt” against his organization.

Rafael Correa, Ecuador’s outspokenly anti-American president, has stoked fantasies like these, having welcomed Mr. Assange to the so-called “club of the persecuted.” In January, he welcomed Iranian President Mahmoud Ahmadinejad in Quito. But he’s also certainly aware that the United States has neither charged the WikiLeaks founder with any crime nor demanded his extradition. Why then offer asylum?

Mr. Correa -who has cracked down on press freedoms in his own country- has begun to show signs of establishing the same sort of autocracy that Hugo Chavez has brought to Venezuela. He may imagine that protecting Mr. Assange will give a much-needed boost to his international reputation. But it also could have disastrous economic consequences for his country. As we’ve said before, the United States that Mr. Correa so despises allows Ecuador to export many goods duty-free, supports roughly 400,000 jobs in a country of 14 million people and accounts for one-third of Ecuador’s foreign sales. Congress could easily decide to diminish that privileged commercial access early next year.

Is Mr. Assange really worth the risk?

2.- UN ESCLARECEDOR PUNTO DE VISTA

Julio Aliaga, un respetable periodista latinoamericano, hizo una muy buena lectura de la postura estadounidense en el caso Assange, una vez que las cartas han quedado abiertas y los actores están dispuestos para el tercer acto, que ocurrirá este viernes 24, en la referida cita de la OEA. Vean lo que dice Julio:

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Rienda suelta... Apuntes de Hernán Ramos.